Para variar, voy a escribir un ensayo, o algo parecido, sobre el amor, ¿por qué no? Hablaré sobre aquello que nos da la capacidad de soñar despiertos, de no saber, ni sentir. De ese guiño fortuito, esas mariposas en la tripa, una sonrisa perdida, un comentario sacado de contexto. De sentir que todo desaparece alrededor, e imaginarte en el paraíso, verde, con el sol en lo alto, lleno de árboles frutales, de animalillos, con un riachuelo como banda sonora y la tranquilidad por definición, la paz. Nos brinda la posibilidad de sentir brisa en un huracán, de cegarte en la noche y ver con buenos ojos las desgracias. El ser sin ser y el ser sólo por ser.
Voy a escribir sobre ese extraño concepto que a tantos amantes ha perdido y matado sobre lo que nos hace sentir más vivos que nunca y nos sume en el peor de los pozos después. Aquello que, tras mantenernos flotando entre nubes y ángeles, nos deja caer disfrazados de ridículo payaso por el menor resquicio, hasta estamparnos contra el suelo allí donde nadie puede venir a buscarnos, donde no nos oirán por mucho que gritemos. Lugar del que lograremos salir desencajados y con escasas muestras de cordura, para llegar al fin a la añorada cama. Y pasar la noche en vela, dando vueltas a algo que, sin quererlo, se ha convertido en único pensamiento, en razón de ininterrumpido malestar y agobio.
Todo, para ir a clase al día siguiente, salir a dar un vuelta un sábado con las mismas amigas de siempre o recibir clases particulares y descubrir que, absurda e irónicamente, todo malestar se hunde en el infierno y la cabeza vuelve a volar, como si de un fénix que acabara de resurgir se tratara. Esa persona que nunca hubieras imaginado te ha sonreído y por extraño que parezca, te has pasado toda la hora dándole vueltas a un gesto que, seguramente, no iba dirigido a ti.
El fénix acabará, muy posiblemente, catapultado contra la pared, por un mazazo, o varios. Acabará lleno de chichones y con magulladuras por doquier. Pero se volverá a levantar y soñar, creyendo su sueño aún posible. Creyendo que algún día logrará volar entre las garras del dragón y alcanzar la piedra filosofal que esconde. Está dispuesto a todo, sólo por sentirse vivo.
A veces llego a pensar que el amor no existe, que es una bonita fantasía, una más de cuantas nuestra bendita sociedad ha inventado en los añitos que lleva dando vueltas con el planeta. Pero, entonces, abro los ojos y no puedo impedir soñar al son de…
zu oraindik ez zara konturatu;
egunez mozkorturik nauzu
eta gau aldean ezin loak hartu.
Kaixo - Urtz
Y para acabar de rizar el rizo, una frase que encontré en la puerta de unos servicios en un bar de Bilbo:
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