2007/12/27

Y punto

Puedo aceptar bromas sobre mi forma de vestir. Suelo tolerar comentarios a raíz de mis gustos musicales. No me importa que mi sentido del humor sea puesto en entredicho. Incluso me resulta divertido bromear con los ideales. Jocoso me muestro ante las apreciaciones respecto a mis aficiones. La excentricidad no supone una descalificación. Pero lo que no tolero, bajo ninguna circunstancia, es el cachondeo, son los golpes bajos, a costa de las frustraciones con sufrimiento vividas. A veces superadas. Otras, recientes aún, aunque puede que lejanas en el extraño concepto del tiempo. Me repatean los gestos desde cierto punto de tranquilidad y suficiencia, de poder, de soberanía, de satisfacción, a sabiendas del sufrimiento que se está infringiendo, de dolor y la desazón que la “gracia” produce, de lo fácil que es aguarle la tarde, la noche o el día entero al “pobrecillo” receptor.

Por caótico que sea el local, bilbaíno el ambiente y navideñas las fechas, hay gracias que no tienen ninguna. Puede que ésta sea la intransigencia desmedida venida a equilibrar la libertad, si así puede decirse, en otros temas. Pero es que hay comentarios que sobran, y punto. No creo que deba haber más discusión.

Cubiertos

Ayer, tras llegar a casa y ver que el lavavajillas se encontraba lleno y su interior limpio, me dispuse a vaciarlo. Con platos y vasos no tuve problema alguno. Tampoco con cazuelas y fuentes. Los cubiertos, sin embargo, se me atravesaron una vez más. El cajón destinado a éstos en mi casa, bueno, la de mis padres, dispone de nada más y nada menos que doce celdas. En ellas se reparten cucharas, tenedores y cuchillos de todo tipo. ¿Cómo ordenarlxs? He ahí la cuestión. Cada vez que voy a hacerlo, que no es muy a menudo, todo sea dicho, me encuentro con que el anterior ha seguido un patrón diferente para tal operación.


Yo suelo ordenarlos por colores, básicamente. En una las cucharas de metal, en otra las que tienen plástico, las que no son de casa en la siguiente, más allá los cuchillos de madera, los azules… De hacer un análisis tan exhaustivo como paranoico, podría concluir que primo la estética a la funcionalidad. Me resulta incómodo abrir el cajón y ver todos los colores mezclados, aunque estén las sierras juntas, y lo mismo suceda con los juegos de café. Puede que, extrapolándolo a mis trabajos, me centre demasiado en su presentación y los deje ciertamente cojos en cuanto a contenido. O, saltando a las relaciones, que me guíe por la apariencia, por lo que parece que es, y me olvide de construir una base. Puede que dé por supuesto que el mundo ordena el cajón como lo hago yo. Luego no sucede, y así van las cosas.

¿Tú cómo habrías puesto los cubiertos?

2007/12/24

Pijama

Estética. Erotismo. Erotismo estético. Estética erótica. Hacoa tiempo que no recapacitaba sobre estos “valores”. Más que no recpacitar, tiempo que no plasmaba mis conclusiones. Y es que, últimamente mis transportes se han centrado más en la lectura, en la extracción de pequeñas espinas clavadas. Lo cual no significa que haya cesado la perturbación, pues ya se sabe que la cabra siempre tira pa'l monte.

Hace unos cuantos días ya, no sé si podría decir semanas, aunque poco importa, la verdad, volvieron a asaltarme las prendas. Y al acecho han permanecido hasta que, al fin, el tiempo, la pluma y mi cabeza se han sincronizado para dar como fruto estas líneas que ahora transcribo. Con la llegada de la Navidad parecer ser que las hormonas se han alterado, ¡quién sabe!, puede que la reciente visita a un curioso local fuera el detonante. El caso es que pantalones vaqueros, de pana, elásticos, de deporte, mallas, faldas, minifaldas, cinturones anchos... se han unido con camisetas, camisas, chaquetas, jerseys, cuellos vueltos, tops, licras, escotazos y demás tipos de prendas concebidas para “cubrir” y “calentar”, “proteger” nuestros cuerpos, se han combinado de inimaginables formas con mi gusto como único fin.


Tras largos viajes vistiendo a mi canon con todas las prendas habidas y por haber, me he dado cuenta de que, si bien muchas de ellas me atraen, el premio gordo se han llevado las más “cutres”, por así decirlo. Ni taconazos, ni preciosos vestidos, el boleto lo tenía el discreto pijama. Tan democrático como informal, tan variado como singular. Ninguna prenda a golpe de talonario puede competir en erotismo con una camiseta a medio muslo y lo que la imaginación es capaz de hacer. O, poniéndonos un poco más serios, con la sueva y moldeable tela de unos pantalones pirata de cintura elástica. El estampado, me es igual, ya pueden ser flores, ositos o carecer de ellxs. Supongo que la razón por la que el morbo llame a mi puerta de tal forma tendrá como trasfondo alguna curiosidad en lo más profundo de mis psique. Pero ahora no tengo tiempo para ponerme a analizarlo detenidamente. Quizá alguna ociosa psicóloga sabría darme una respuesta más acertada.

El caso es que me gusta lo dejado, simple, insignificante, pero al mismo tiempo cuidado, detallista, y bien llebado. La ropa llana, común, esa que no te agarra de los ojos, pero que bien combinada es cabeza de carrera en cualquier disputa.

Apariencia dominical

Volvía yo de asistir a la proyección de una vídeo/documental, con su posterior charla, sore “CSOA Casas Viejas”, cuando recordé haber concluído la lectura de cierto libro que, casualmente, transportaba en mi mochila, a la espalda. El sol se había acostado ya, pero todavía quedaban algunos metros por salir. Así, decidí pasar por la oficina de mi padre, cuyas llaves suelo llevar conmigo, las de la oficina, no las de mi padre, y transcribir los fragmentos más llamativos que a lo largo de la lectura había ido señalando.

Folie a trois” de fondo, en poco tiempo hube copiado lo que quería. Decidí no publicarlo desde allí, pues el hacerlo alargaría mi estancia y, además, no disponía de algunas herramientas. Sí ejecuté el messenger, pero, y saludé a una, en esos momentos, vecina. Considerándola la vía más fácil de devolver el ejemplar a su legítima dueña, debido a ironías de los horarios y sarcasmos de la vida, solicitéle que bajara al portal. Ante su positiva respuesta, recogí con celeridad cuanto había desordenador y, cerrando tras de mí la puerta, mis piernas me llevaron escaleras abajo.


Mi apariencia, la verdad, no era de joven adinerado, ni de chaval especialmente preocupado por su atractivo físico. Era domingo, y la cabeza, como cualquier último día de semana, no estaba del todo centrada. A caballo entre la vueltita de la noche anterior y las incontenibles ganas por que empezara el día próximo. Me había marchado de casa a toda hostia, cogiendo lo primero que vi: unos pantalones de chándal, playeras “de monte”, el ternua casi que casi tiene SIDA, una sudadera de cuando Franco era corneta y un Buff. El pelo, como había visto el mismo por bien secarse. La barba, lo cuatro pelos, con la sensación de ser cortada ya lejana en la memoria. Un poco cutre, lo admito. Y las ojeras tampoco acompañaban.

Sin embargo, no me parece eso suficiente para lo que a continuación me sucedió. A la espera de que mi cita llegase al lugar acordado, me dispude a leer un folio que en el portal estaba pegado. En tanto, llegó una mujer de unos setenta años, aunque nunca he sido muy bueno para las edades. Amablemente, me aparté y saludé a la dama que, llave en mano, procediera a entrar en su casa. No sabría definir con exactitud su respuesta, pero, tan pronto como hubo atravesado la puerta, se giró y cerró con llave el portal. Supongo que la cara de palurdo que se me quedó ante tal acontecimiento tuvo que ser digna de recordar. No soy un sex symbol. Estamos de acuerdo. Pero tampoco es como para cerrar las puertas con llave a mi paso, ¿no? ¿Tanto miedo doy?

Por suerte, en esos momentos apareció en escena mi vecina particular y, tras pedirle prestado el llavero a la dulce señora, abrió la puerta. Escena que más tarde me hizo replantearme ciertas cuestiones estéticas. Algún día escribiré sobre ello. Lo que a continuación sucedió carece de valor literario alguno puestoque tanto su complejidad como trascendencia rozan la nulidad.

Alicia, la dulde Alicia

Llevaba tiempo acumulando ganas para ver de nuevo la película de Disney “Alicia en el país de las maravillas”. Es un filme que nunca he podido soportar; siempre me ha puesto nervioso por su excentricidad, pero, a pesar de todo, me ha atraído incomprensiblemente. En una peculiar biblioteca, echando un ojo a los kilos de papel en polvo acumulados, apareció como por arte de magia un ejemplar con portada a todo color el título “Alicia en el País de las Maravillas --- A través del espejo”. Debajo: Lewis Carroll. Se trata de una edición nueva, de 1999, con los das partes, que son una para lxs que sólo habíamos visto la película, y notas aclaratorias de ciertos chistes de vocabulario, lógicamente, imposibles de entender en castellano. Ejemplo del nonsense, del humor absurdo, abstracto, raro, me ha encantado. Juegos de palabras tan hábiles como malos, a juzgar por lo que opina la gente con que suelo andar.


Junto a éste, encontré “Muerte accidental de un anarquista” de Dario Fo. Se trata de una obra de teatro sobre unos “curiosos” acontecimientos sucedidos en Milán, hace unos ocho lustros. Ya lo he mencionado antes, si mal no recuerdo. Se trata de un trabajo que también me traía por el camino de la amargura. Contado en clave de humor, tan crítico como inverosímil, me ha resultado en cierta manera parecido al anterior. Llamo lo absurdo a la puerta, pero no llega solo.

Dado que la obra de Dario Fo es realmente corta, y por el tipo de texto que se trata, no encontré ningún fragmento que mereciera la pena ser reproducido de manera aislada. Haberlos, los había, muchos, pero aprecio mis dedos aún. Alicia, sin embargo, si me dejó alguna frase clavada:

Pág. 66

“- ¿Querría decirme, por favor, qué camino debo tomar para salir de aquí?
- Eso depende del lugar adonde quieras ir – dijo el Gato.
- Me da lo mismo el lugar… - dijo Alicia.
- Entonces no importa qué camino tomes – dijo el Gato.
- …mientras llegue a
algún lado – agregó Alicia a modo de explicación.
- Oh, puedes estar segura de llegar a algún lado – dijo el Gato -, si sólo caminas lo suficiente.”

Pág. 71

“- A ver: ¿En qué se parece un cuervo a un escritorio?
'¡Vaya, tendremos un poco de diversión ahora!', pensó Alicia, y agregó en voz alta:
- Me alegra que comiencen a proponer adivinanzas. Creo que puedo adivinar eso.
- ¿Quieres decir que piensas que puedes descubrir la solución? – dijo la Liebre de Marzo.
- Exacto – dijo Alicia.
- Entonces, deberías decir lo que quieres decir – continuó la Liebre de Marzo.
- Es lo que hago – replicó Alicia precipitadamente -. Por lo menos… Por lo menos quiero decir lo que digo… Es la misma cosa, naturalmente.
- ¡En absoluto la misma cosa! – dijo el Sombrerero -. Del mismo modo podrías decir que 'veo lo que como' es igual a 'como lo que veo'.
- Del mismo modo podrías decir – agregó la Liebre de Marzo – que 'me gusta lo que tengo' es igual a 'tengo lo que me gusta'.
- Del mismo modo podrías decir – se sumó el Lirón, que parecía hablar en sueños – que 'respiro mientras duermo' es igual a 'duermo mientras respiro'.”

Pág.92

“'Nunca imagines que eres distinta de lo que puedas parecer a los demás, que lo que tú fuiste o puedas haber sido, no fue otra cosa que lo que tú hayas estado pudiendo parecer a los demás.'”

Págs. 202-203

“- No la tendrías aun si la quisieras – dijo la Reina -. La ley es: mermelada mañana, y mermelada ayer…, pero nunca mermelada
hoy.
- Eso
debe conducir alguna vez a 'mermelada hoy' - objetó Alicia.
- No, no puede – dijo la Reina -. Hay mermelada cada otro
día: hoy no es ningún otro día, como sabes.
- No la entiendo – dijo Alicia -. ¡Es terriblemente confuso!
- Esa es la consecuencia de vivir hacia atrás – dijo la reina con amabilidad -: al principio siempre te sientes un poco aturdida…
- iVivir hacia atrás! – repitió Alicia asombrada -. ¡Nunca oí cosa semejante!
- …pero tiene una gran ventaja, que la memoria trabaja en ambos sentidos.
- Estoy segura de que la mío sólo trabaja en uno – observó Alicia -. No puedo recordar las cosas antes de que sucedan.
- Es una pobre memoria la que sólo trabaja en el pasado – afirmó la Reina.
- ¿Qué clase de cosas recuerda mejor usted? – se atrevió a preguntar Alicia.
- ¡Oh, las cosas que sucedieron la semana próxima! – replicó con displicencia la Reina -. Por ejemplo – continuó, mientras se aplicaba un gran vendaje en el dedo -, ahí tienes al Mensajero del Rey. Ahora está en prisión, condenado, y el proceso no empezará hasta el miércoles próximo. Naturalmente el crimen viene al final.”

Pág. 276

Un bote, bajo un cielo radiante del sol
avanza perezosamente
en una tarde de julio…

Tres niñas que se acurrucan,
con mirada ansiosa y oído deseoso,
quieren escuchar una simple historia…

Mucho palideció ese cielo radiante;
los ecos se desvanecen y la memoria muere:
las heladas de otoño asesinaron a julio.

Sin embargo, aún me ronda, como un fantasma,
Alicia moviéndose bajo cielos
nunca contemplados por ojos en vigilia.

Otros niños, para escuchar la historia,
con mirada ansiosa y oído deseoso,
amorosamente se acurrucan.

Están en un País de las Maravillas,
soñando mientras los días pasan,
soñando mientras los veranos mueren.

Siempre boyando corriente abajo…
demorándose en el fulgor dorado…
¿Qué es la vida, sino un sueño?


Este último fragmento me trae irremediablemente a la cabeza el siguiente texto de Eduardo Galeano, que pude disfrutar tanto en su libro “Patas arriba, la escuela del mundo al revés”, como en la mejor obra de teatro que he visto nunca, donde actuaba, cómo no, mi hermano, también bajo el mismo nombre:

“Hace ciento treinta años, después de visitar el país de las maravillas, Alicia se metió en un espejo para descubrir el mundo al revés. Si Alicia renaciera en nuestros días, no necesitaría atravesar ningún espejo: le bastaría con asomarse a la ventana.

Al fin del milenio, el mundo al revés está a la vista: es el mundo tal cual es, con la izquierda a la derecha, el ombligo en la espalda y la cabeza en los pies.”

2007/12/15

La catedral

Después de años de odio y sistemático desprecio, la semana pasada decidí, por recomendación de una conocida y proposición de un amigo, coger el teléfono y preguntar a ver si cabía la posibilidad de acceder al a disctoca de moda por la cara. Mi economía no está tan boyante como para permitirme el lujo de pagar diez eurazos por entrar a un local, y además mi relijión lo tiene ligeramente limitado. Ante la respuesta afirmativa, cedí mis datos para que pasaran a engrosar la lista de asistentes del día 14.

Ayer, tras levantarme prontito, asistir durante seis horas a la uni, reunirme con un grupo de frikis de la EHU/UPV y pasarme por unos conciertos en Udondo, un bonito A3 pasó a buscarme, para enfilar hacia “La catedral del Bumping”. Allí llegamos a las doce pasadas con dos grados justos y los huevos en estado de invisibilidad. A paso ligero recorrimos el paseo que nos separaba de la entrada, pues no dejamos allí el vehículo, y nos dispusimos a esperar a la cola. Al parecer faltaba la lista y no quedaba más remedio que esperar. A no ser que quisiéramos entrar pagando. Evidentemente, cigarro en mano, optamos por chupar frío. Con cierto tembleque por las altas temperaturas y otro interior por ver que lo único en común con cualquiera que pudiera divisar eran la raja del culo y lo blanco del ojo. Bueno, lo blanco no tanto. Los prejuicios mandan, ya se sabe. Si tienen antecedentes, más.

Vistazo al cartel nada más entrar que reza: Reservado derecho de admisión (21 años). Caso omiso y seguimos p'alante. Pensando en qué sentido tiene ese cartel si la mayoría de sus clientes no llegan a tan bonita cifra, llegué a una ventanilla donde una chica solicitó mi DNI. Se lo cedí, y me estampó un sello en la muñeca. V.I.P., diecía. ¡Sí que es fácil ser importante en este sitio! En fin, seguí hacia la puerta. Un fornido caballero se fijó en mí, y cariñosamente procedió a meterme mano. Palpó mis nalgas, me acarició la entrepierna, rozó mis pezones...¡Y yo pensando que el karaoke estaba en Gobela! La verdad es que el hombre parecía bastante interesado en mis pertenencias: se fijó en mi padiquete de kleenes, en el paquete de tabaco, en el mechero, en el paquete de los filtros, en el llavero... De este último me pidió que extrajera un seguro de extintor. Ciertamente no le doy ningún uso, pero es un regalo de cierto viaje de estudios y le tenía cariño. Bah, da igual, tengo otro recuerdos, y es un pequeño sacrificio por entrar a tan vanagloriado local. Cuando el tipo se dio por satisfecho, procedí a atravesar la puerta. Mi acompañante esperaba al otro lado; a él le dejaron pasar antes.


El local en sí estaba bastante mejor de lo que me había imaginado. Estaría de puta madre para conciertos, si no fuera por la barra del centro que quitaba mucha visibilidad. Las vigas y gruas industriales del techo le daban un toque “vintage” a la estancia. Tenía aire de gaztetxe, así a primera vista, por raro que parezca. En el interior había cuatro gatos todavía, de los cuales a dos ya los conocía. Entre comentario y comentario, echamos un ojo a las proyecciones visibles en las diferentes paredes. Tenían un aire a las “demo”s que hace años se hicieran en Amiga, de esas que a veces ponen en las partys. Muy psicodélicas, coloridas, vivas. Recapacitamos sobre las curiosas sensaciones que tienen que producir en una mente bajo los efectos de ciertas drogas, la paranoia que te tienes que montar viendo eso si estás padeciendo fotofobia, del trance en que tienes que entrar si lo unes a la música. Por un momento sentí ganas de saber cómo sería. Pero no tenía la droga a mano.

Entre divagaciones y conversaciones varias, parece ser que el local fue llenándose un poquillo, una decena de personas ocupaba ya las diferentes pistas de baile. Por un lado objetos contorneándose de forma sugerente, empeñadxs en satisfacer nuestras necesidades más primarias visualmente. Más claramente: perras en celo a las que había que buscar la ropa con lupa. Por otro, machos saludándose según costumbres desfasadas, propias de una sociedad anterior por lo menos, al hombre de Crog-Magnon. A veces me gustaría haber estudiado psicología para encontrar las relaciones entre un grupo de “hombres” saludándose al mismo tiempo que rodean a dos muñecas, y dos cabrones enzardados en enérgicas embestidas por una inocente cabrita.

La música era realmente extraña. Muchas de las canciones eran conocidas, léase el himno de la alegría, pero con bases chungas. Si alguien estuvo en el concierto de Dover de la Aste Nagusia, que imagine el destrozo de “Devil came to me” o “Serenade” elevado a la máxima potencia. Y, a pesar de todo, no estaba del todo mal. El dolor de cabeza pasados unos veinte minutos no te lo quitada nadie, pero el hecho de que en todas las canciones te sonara algo las hacia más agradables menos desagrables. Dj Maki, creo que así se llamaba, nos sorprencio de repente metiendo “Ilargia” de Ken7, tal cual, para desconcierto de lxs asistentes. Alguna jóvenes la cantaron gustosamente, mientras otros intentaban inútilmente bailarla siguiendo sus movimientos con tanto esfuerzo memorizados. Todo un show.


Ya nos habían soplado seis euros por dos coca-colas, y el tabaco estaba a precio para estudiantes también: tres euros el paquete, de cualquier marca, para evitar problemas. Visto esto, que ya habíamos recopilado información suficiente para nuestro estudio personal, que las chavalas estaban más pendientes de los cabrones que de los muebles y que el cansancio acumulado empezaba a hacer mella en el cuerpo, optamos por abandonar el local. Antes de hacerlo otro fornido caballero nos estampo su marca en la muñeca, por si acaso queríamos volver XD. Enfilamos el coche hacia las playas para tomar la espuela, pero, en vista de que no había nada, nuestras casas nos acogieron con cariño.

Conclusión: un 5,0. Es decir, un aprobado por los pelos, que nos asegura la nula relación con el profesor hasta que alguna causa de fuerza mayor se meta en medio. El local en sí es una gozada, la música se oye de maravilla y las proyecciones estaban muy guapas (me quede anonadado mirándolas un buen rato). Ves en poco tiempo la poca vergüenza que hay repartida por el mundo, y cuanta golfería. Te sientes raro, muy raro, más raro que nunca. Sientes que estás de sobra, que no tienes nada en común con lo que te rodea. La música te pudre poco a poco el cerebro, retumba en tu interior, te deja KO. Algo parecido a lo que le sucede a tu cartera cada vez que la abres.

En fin, ya puedo decir que he estado. Y, si alguen tuvo la suerte de coincidir conmigo, tiene el placer de poder decir que ya me ha visto.

La bóveda de mi cabeza

He vivido en mi dimensión, en mi realidad alternativa, en mi mundo de ilusión. Una inexistente burbuja ha cubierto mi existencia, ha filtrado las señales y parapetado la lógica. Una absurda legión de sueños ha atacado cada intromisión de la cordura.

Mientras tanto, el mundo ha seguido girando, el tiempo parece haber/se corrido. Los años han asesinado a la inocencia, ésta ha muerto degollada entre piernas. Las furtivas caricias han huído, dejando paso a bruscos, torpes abrazos. Se han esfumado los besos, han ganado en profundidad y suenan ahora más que nunca. Retumban en una enorme bóveda al ritmo que se proyectan imágenes en sus difusas paredes. Flashazos de realidad. Con cada nuevo gemido una postura diferente, una persona diferente, un sitio conocido. Un chirrido familiar, una colcha en el recuerdo, una alfombra ya usada. La bóveda de mi cabeza ha caído tras los múltiples ataques de éstos últimos días y no le ha quedado más remedio que despertar.

He vivido en mi realidad alternativa, mientras las piernas se abrian, los besos volaban, la inocencia moría.

“Estoy bien aquí, en mi nube azul,
todo es como yo lo he inventado.
Y la realidad: trozos de cristal
que al final hay que pasar descalzo.”
Trozos de cristal – Fito y Fitipaldis

2007/12/10

La peste

Albert Camus


Pág. 30

“Pregunta: ¿qué hacer para no perder el tiempo? Respuesta: sentirlo en toda su lentitud. Medios: pasarse los días en la antesala de un dentista en una silla inconfortable; vivir el domingo en el balcón, por la tarde; oír conferencias en una lengua que no se conoce; escoger los itinerarios del tren más largos y menos cómodos y viajar de pie, naturalmente; hacer cola en las taquillas de los espectáculos, sin perder su puesto, etc., etc…”

Pág. 71

“Ese pasado mismo en el que pensaban continuamente sólo tenía el sabor de la nostalgia. Hubieran querido poder añadirle todo lo que sentían no haber hecho cuando podían hacerlo, con aquel o aquellas que esperaban, e igualmente mezclaban a todas las circunstancias relativamente dichosas de sus vidas de prisioneros la imagen del ausente, no pudiendo satisfacerse con lo que en la realidad vivían. Impacientados por el presente, enemigos del pasado y privados del porvenir, éramos semejantes a aquellos que la justicia o el odio de los hombres tienen entre rejas.”

Pág. 72

“Esta situación les permitía considerar sus sentimientos con una especie de febril objetividad, y en esas ocasiones casi siempre veían claramente sus propias fallas. El primer motivo era la dificultad que encontraban para recordar los rasgos y gestos del ausente. Lamentaban entonces la ignorancia en que estaban de su modo de emplear el tiempo; se acusaban de la frivolidad con que habían descuidado el informarse de ello y no haber comprendido que para el que ama el modo de emplear el tiempo del amado es manantial de todas sus alegrías.”

Pág. 79

“El cansancio era la causa, él se había abandonado, se había callado cada día más y no había mantenido en su mujer, tan joven, la idea de que era amada.”

Págs. 120-121

“Pero el último cura rural que haya oído la respiración de un moribundo pensará como yo. Se dedicará a socorrer las miserias más que a demostrar sus excelencias.”

“Sin salir de la sombra, el doctor dijo que había ya respondido, que si él creyese en un Dios todopoderoso no se ocuparía de curar a los hombres y le dejaría a Dios ese cuidado. Pero que nadie en el mundo, ni siquiera Paneloux, que creía y cree, nadie cree en un Dios de este género, puesto que nadie se abandona enteramente, y que en esto por lo menos él, Rieux, creía estar en el camino de la verdad, luchando contra la creación tal como es.”

“- Sí -dijo -, usted dice que hace falta orgullo, pero yo le aseguro que no tengo más orgullo del que hace falta, créame. Yo no sé lo que me espera, lo que vendrá después de todo esto. Por el momento hay unos enfermos a los que hay que curar. Después, ellos reflexionarán y yo también. Pero lo más urgente es curarlos. Yo los defiendo como puedo.”

Pág. 181

“Cree seriamente, estoy seguro de ello, que no puede ser alcanzado por la peste. Se apoya sobre la idea, que no es tan tonta como parece, de que un hombre que es presa de una gran enfermedad o de una profunda angustia queda por ello mismo a salvo de todas las otras angustias o enfermedades.”

Pág. 184

“Se envenenan la existencia en vez de estar tranquilos. Y no se dan cuenta de las ventajas que tienen. ¿Es que yo podría decir: después de mi condena haré esto o lo otro? La condena es un principio, no es un fin.”

Págs. 234-235

“Por eso me he decidido a rechazar todo lo que, de cerca o de lejos, por buenas o por malas razones, haga morir o justifique que se haga morir.”

“A partir del momento en que renuncié a matar me condené a mí mismo a un exilio definitivo.”

“He llegado a comprender que todas las desgracias de los hombres provienen de no hablar claro.”

Pág. 241

“Esa esperanza que impide a los hombres abandonarse a la muerte y que no es más que obstinación de vivir.”

Pág. 259

“Respondía […] que había siempre una hora en el día en la que el hombre es cobarde y que él sólo tenía miedo a esa hora.”

Págs. 268-269

“Sentía que su madre lo quería y pensaba en él en ese momento. Pero sabía también que querer a alguien no es gran cosa o, más bien, que el amor no es nunca lo suficientemente fuerte para encontrar su propia expresión. Así, su madre y él se querían siempre en silencio. Y ella llegaría a morir – o él – sin que durante toda su vida hubiera podido avanzar en la confesión de su ternura. Del mismo modo que había vivido al lado de Tarrou y estaba allí, muerto, aquella noche, sin que su amistad hubiera tenido tiempo de ser verdaderamente vivida. Tarrou había perdido la partida, como él decía, pero él, Rieux, ¿qué había ganado? Él había ganado únicamente el haber conocido la peste y acordarse de ella, haber conocido la amistad y acordarse de ella, conocer la ternura y tener que acordarse de ella algún día. Todo lo que el hombre puede ganar al juego de la peste y de la vida es el conocimiento y el recuerdo. ¡Es posible que fuera eso a lo que Tarrou llamaba ganar la partida!”

Pág. 272

“Rambert no tuvo tiempo de mirar esta forma que corría hacia él y que se arrojaba contra su pecho. Teniéndola entre sus brazos, apretando contra él una cabeza de la que no veía más que los rizos familiares, dejaba correr las lágrimas, sin saber si eran causadas por su felicidad presente o por el dolor tanto tiempo reprimido, y seguro, al menos, de que ellas le impedirían comprobar si aquella cara escondida en su hombro era con la que tanto había soñado o acaso la de una extraña. Por el momento, quería obrar como todos los que alrededor de él parecían creer que la peste puede llegar y marcharse sin que cambie el corazón de los hombres.”

Pág. 276

“Para todos ellos la verdadera patria se encontraba más allá de los muros de esta ciudad ahogada. Estaba en las malezas olorosas de las colinas, en el mar, en los países libres y en el peso vital del amor. Y hacia aquella patria, hacia la felicidad, era hacia donde querían volver, apartándose con asco de todo lo demás.”

Pág. 285

“Hay en los hombres más cosas dignas de admiración que de desprecio.”

“Oyendo los gritos de alegría que subían de la ciudad, Rieux tenía presente que esta alegría está siempre amenazada. Pues él sabía que esta muchedumbre dichosa ignoraba lo que se puede leer en los libros, que el bacilo de la peste no muere ni desaparece jamás, que puede permanecer durante decenios dormido en los muebles, en la ropa, que espera pacientemente en las alcobas, en las bodegas, en las maletas, los pañuelos y los papeles, y que puede llegar un día en que la peste, para desgracia y enseñanza de los hombres, despierte a sus ratas y las mande a morir en una ciudad dichosa.”

2007/11/25

Presión en mis yemas

El sol se despide de nosotrxs. Sus últimos rayos nos abrazan antes de ocultarse tras el lejano horizonte, antes de hundirse en las tranquilas aguas que ansiosamente lo esperan. Nos deja con la Luna, con ella y la cálida brisa que, como olas, crea caprichosas formas en la campa donde nos encontramos. Cada una de las hojas bailan en una danza incierta, tanto como hermosa. No hay nadie en esta loma, tan cerca de todo y tan lejos de nada. Es hora de cenar, todo el mundo está en sus casas disfrutando de copiosos manjares, o buscando en la basura. Paradojas de la riqueza. Da igual, lo importante es que no hay nadie que nos moleste.


Apoyado a en un arbol, el único, al parecer, ella se encuentra sentada entre mis piernas. La abrazo con fuerza, la mantengo cerca, huelo su pelo, dejo que esa fragancia, única, me invada, se adueñe de mí por un instante y pierda toda consciencia. Las yemas de mis dedos se pierden en su cabello, desaparecen en forma de caricias. Una pregunta formulada como susurro alcanza su oído y, con el debido permiso, corren hacia la cadera mis manos, juegan con el límite marcado por unos finísimos pantalones. Haciendo caso omiso de cualquier frontera, leves gemidos hago llegar. Dulces ellos, los percibo intercalados con húmedos besos en mi cuello.

Se tumba, me tumbo a su lado. Siguiendo con el placentero juego, acabo sentado sobre ella. Mis manos sobre sus pechos. Las suyas en mis culos. Siento una fuerza arrastrando mis huellas, hasta situarlas alrededor de su mandíbula. Ella me sonríe. Aprieto. Sus labios se tornan mueca. Con todas mis fuerzas. Mueve las piernas, agita su brazos, intenta gritar, levantarse. Los dedos casi amortados. Al fin para. Con los dedos temblando cierro sus ojos, esos grandes ojos.

La he matado. He matado a mi ilusión, mi sueño, mi esperanza. ¡Por fin lo he conseguido! Tanto tiempo escondiéndome, perdiendo tiempo de estudio y trabajo para nuestros paseos secretos, ocultas conversaciones, paraísos temporales. Tantas noches en vela imaginando nuestro próximo encuentro, reviviendo el placer robado. Por fin lo he conseguido, pero, ¿por qué lo he hecho?

Terrorismo poético

Hakim Bey

BAILES INVEROSÍMILES EN CAJEROS automáticos nocturnos. Despliegues pirotécnicos ilegales. Land art, obras terrestres como extraños artefactos alienígenas desperdigados por los parques naturales. Allana moradas pero en vez de robar, deja objetos poético-terroristas. Secuestra a alguien y hazlo feliz. Elige a alguien al azar y convéncele de ser el heredero de una inmensa, inútil y asombrosa fortuna -digamos 5000 hectáreas en la Antártida, o un viejo elefante de circo, o un orfanato en Bombay, o una colección de manuscritos alquímicos-. Al final terminará por darse cuenta de que por unos momentos ha creído en algo extraordinario, y se verá quizás conducido a buscar como resultado una forma más intensa de existencia. Instala placas conmemorativas de latón en lugares (públicos y privados) en los que has experimentado una revelación o has tenido una experiencia sexual particularmente gratificante, etc. Ve desnudo como un signo.

Convoca una huelga en tu escuela o lugar de trabajo sobre las bases de que no satisfacen tus necesidades de indolencia y belleza espiritual.

El arte del graffiti prestó cierta gracia a los laidos subterráneos del metro, y a los rígidos monumentos públicos; el TP también puede ser creado para lugares públicos: poemas garabateados en los lavabos del juzgado, pequeños fetiches abandonados en parques y restaurantes, arte en fotocopias bajo el limpiaparabrisas de los coches aparcados, Consignas en Grandes Caracteres pegadas por las paredes de los patios de recreo, cartas anónimas enviadas a destinatarios conocidos o al azar (fraude postal), retransmisiones piratas de radio, cemento fresco...

La reacción o el choque estético provocados por el TP en la audiencia han de ser al menos tan intensos como la agitación propia del terror -asco penetrante, excitación sexual, asombro supersticioso, angustia dadaesca, una ruptura intuitiva repentina- no importa si el TP va dirigido a una sola o a muchas personas, no importa si va "firmado" o es anónimo, si no transforma la vida de alguien (aparte de la del artista) es que no funciona.

El TP es un acto en un Teatro de la Crueldad que no tiene ni escenario, ni filas ni asientos, ni localidades, ni paredes. Con objeto de que funcione en absoluto, el TP debe desvincularse categóricamente de toda estructura convencional del consumo del arte (galerías, publicaciones, media). Incluso las tácticas de guerrilla situacionistas de teatro callejero resultan ya demasiado conocidas y previsibles.

Una seducción exquisita -conducida no sólo por la causa de la mutua satisfacción sino también como acto consciente en una vida deliberadamente bella- puede ser el TP definitivo. El terrorista P se comporta como un estafador cuyo objetivo no es el dinero, sino el CAMBIO. No hagas TP para otros artistas, hazlo para gente que no repare (al menos por un momento) en que lo que has hecho es arte. Evita las categorías artísticas reconocibles, evita la política, no te quedes a discutir, no seas sentimental; se implacable, arriésgate, practica el vandalismo sólo en lo que ha de ser desfigurado, haz algo que los niños puedan recordar toda la vida -pero no seas espontáneo a menos que la musa de TP te posea-.

Vístete. Deja un nombre falso. Se legendario. El mejor TP está contra la ley, pero que no te pillen. Arte como crimen; crimen como arte.


Extraído de “CAOS: Los pasquines del anarquismo ontológico” (1985), publicado también posteriormente como parte de su trabajo más conocido: “TAZ: Zona temporalmente autónoma, Anarquía ontológica, Terrorismo Poético” (1991).

Podéis encontrar más información sobre el autor en la wikipedia, ya sea por medio de “Hakim Bey” o “Peter Lamborn Wilson”.

2007/11/20

Soledad que te pegas a mi alma

Este finde ha sido raro, muy raro. Ahora mismo estoy jodido. Físicamente, pues los horarios han brillado por su excentricidad. Largas horas de sueño impulsadas por la apatía, y extrema actividad a horas poco convencionales. Pero, sobre, todo, emocionalmente. He revivido sensaciones que creía superadas ya [1]. Comecocos hace tiempo concluidos [2]. Rompecabezas descifrados [3]. Puzzles con esfuerzo y paciencia solucionados [4]. He estado solo en compañía, pero solo al fin y al cabo [5]. Con necesidad de ahogar entre abrazos, pero sin un mísero peluche a mano. Ganas de llorar, recámara cargada de acuosas balas, pero incapaz. Mezcla de enfado y odio. Para conmigo. Para con el mundo entero.

La lista de quehaceres para estos días, como no podía ser de otra manera: interminable. Las ganas de hacer nada: nulas. Así pues, tras mucho zanganear, y con poco sueño debido al tiempo que ha reposado mi cuerpo, me he dispuesto a reordenar la leonera que habito.


Aunque ya tenía cierto conocimiento de ello, he podido constatar que el “síndrome de Diógenes[6] dormita en mi interior, esperando el momento adecuado para salir. ¡No es ni normal la mierda que había! Documentos almacenados desde hace más de cinco años. Lo cual es todo un mérito, teniendo en cuenta la longevidad de mi habitación y la trascendencia que pudieran tener. En el rato que he dedicado a ello han aparecido: la factura del regalo de cumpleaños de una compañera; documentación variada sobre el TAV [7] y la estación intermodal de Abando, acompañada de invitaciones para una ponencia; recopilación impresa y encuadernada de todo los artículos que otrora publicara Ramón Buenaventura en el, por entonces, suplemento “El Semanal[8]; recopilación de todos los manuales que con recelo imprimía y clasificaba durante aquellos años en que empezaba a vivir la informática; un sobre marrón en estado de putrefacción donde guardo cada fragmento de una batalla perdido a modo de cartas y conversaciones; mis primeras cintas de casete grabadas canción por canción, identificadas como “SKA-P 1”, “SKA-P 2”, “Hertzainak” y “Carlos Vives”; folios y folios llenos de fotografías sobre kortxo, surf y skate que pegara cuando apenas contaba la docena; un montaje fotográfico que mi tío hizo a sus dos sobrinos ciclistas, por aquel entonces, cuando yo le preguntaba cómo configurar tal o cual cosa, él fue quien me ayudó a crear mi primera cuenta de correo, no sabía qué estaba haciendo…

Recuerdos de toda una vida, toda la que puedo recordar, de sentimientos encontrados, de nostalgia, orgullo y, una vez más, desamparo. Aprovechando la tregua que las temperaturas nos han concedido, chaqueta al hombro, el muro [9] ha recibido mi visita. Más silencioso que nunca y totalmente cubierto, no le ha quedado más remedio que oír mis plegarias en forma de versos memorizados y calentar inconscientemente mi alma.

He vuelto con paso delicado y dubitativo, mirada perdida, cabeza viva y, bajo la mirada de una “Ardilla roja[10], he sucumbido ante la llamada de Morfeo [11].

--------------------------------

[1] Incomprensible maravilla
[2] Flashback a la perdición
[3] Una velada maravillosa
[4] ¡Qué joven e iluso era!
[5] Game over, you failed
[6] Síndrome de Diógenes
[7] http://sindominio.net/ahtez
[8] http://www.xlsemanal.com
[9] Noches de domingo
[10] http://es.wikipedia.org/wiki/La_ardilla_roja
[11] http://es.wikipedia.org/wiki/Morfeo

2007/11/18

Aprender, sufrir

¿Qué sentido tienen los sueños? ¿Cuál es su fin? Alimentar ilusiones imposibles, perpetuar frustraciones, recordar fracasos. Aderezarlos con esperanza y desconcierto. Transmistir desgana, apatía. Facilitar al frío el acceso al interior, engordar la cuenta corriente de doña soledad. Incomodar la existencia, complicar la concentración. Distraer la atención, inmortalizar las eternas dudas, aquellas que atormentan y ocupan los pensamientos “full time”.


Hay quien dice que son un mecanismo de aprendizaje, que con ellos repasamos y asimilamos cuanto en el día nos ha sucedido. Puede que sea verdad. Pues los peores tienen un detonante común, situaciones con un periodo amplio, pero de igual base. Así y todo, ¿cómo entender la relación? ¿cómo saber su significado si lo que muestran son imposibles, imperpetrables? No sería complicado si lo que nos mostraran fuera creíble, lógico, plausible. Resultan absolutamente irreales, pero, se basan en acontecimientos irrealizables. Refuerzan el desamparo, la soledad, el desengaño...

Si aprender supone sufrir, espero asimilar pronto el mensaje.

El libro


Un no: un sí temeroso. Ojos huidizos. Manos nerviosas, juguetonas, inquietas. Dientes mordisqueando los labios. Dedos enredados entre mechones de cabello. Piernas, largas, entrecruzadas. Cuerpo encogido, aunando fuerzas, personalidad, seguridad. Un sí: un no rotundo. Mirada fija, pícara, provocativa. Convicción en los movimientos. Gestos marcados, atractivos, atrayentes. Sonrisa Celestial. Olor de ensueño. Cruel prohibición. Naturalidad en cada rasgo, facción.

¿Alguien tiene el libro donde entender a las mujeres de este siglo? O, en su defecto, el link para descargarlo.

2007/11/17

Tú tenías

Tú tenías un lunar. Único. Perfecto. No recuerdo dónde estaba. Oculto. Era pequeño. Una circunferencia perfecta. Cuando al abrir los ojos se aparecía ante mí, la palabra “felicidad” se ordenaba en la cabeza. La vida tomaba sentido, se definía. Aquello era estar vivo. Pequeño. Frágil. Delicado como una princesa. De esas que se mueren de nostalgia si están lejos de su reino [1]. Nostalgia. Parecía intocable. Daba miedo acercarse. Intentar alcanzar el sueño. Símbolo de satisfacción. Seguridad. Te tenía cerca. Eras tú. Ahí. Y estaba yo. No otro. Yo. Aún, con los ojos cerrados ese punto, tu punto, se dibujaba en mi sien. Taladraba mi cráneo. Más tarde, quedaba cubierto. A buen resguardo. Oculto. Protegido. Ansiado. Ansiaba verlo. Sentí ansiarlo todo, pues todo era mi vida [2].


Alguien dijo que las cosas existen porque alguien piensa en ellas, y no al revés [3]. Entonces tú existes, tu lunar existe. Ansío cada noche teneros. Existís en mis recuerdos, llenáis mis pensamientos, saturáis mis sueños.

Tú tenías un lunar. Tenías.

Yo no tengo en quien pensar. Tenía, pero hace tiempo, ahora ya no tengo más.
Los ejes de mi carreta - Atahualpa Yupanqui

--------------------------------

[1] Princesas
[2] La vi – Paso a paso
[3] Princesas

Lloro por dentro

Te crees con derecho para juzgar, para decidir sobre la vida. Para asignar preocupaciones, calificarlas y clasificarlas. Igualas la incertidumbre del día veinte con el color de una simple camiseta. El destino de un viaje con el sueño de poder hacerlo. Juegas con las vidas, a sabiendas de que la tuya está perpetuada. Ignoras los sentimientos, los problemas y las discusiones. No sabes qué es el sufrimiento, te limitas a producirlo y venderlo en pequeñas dosis. Tu existencia no entiende de límites, nunca ha llegado a ellos.


Me da rabia, tengo los puños cargados de odio. Lágrimas de impotencia recorren mis mejillas, como gotas de lluvia unidas en una hoja, huyen de mi rostro. Los ojos rojos, húmedos, nublan el paisaje, distorsionan mi realidad, la muestra más clara que nunca, incierta, indefinida. Sentado en el metro, con la soga al cuello, presión en mi laringe, llantos en el corazón, han huído de mi garganta, para no molestar al resto de viajerxs. El sol resalta sus figuras alrededor, a mí ya no me ilumina.

Hijx de puta, valiente hijx de puta. ¿Quién hostias te crees que eres? ¿¡Eh!?

Dejame decirte una cosa: no quiero morir en vida, ¡no voy a morir en vida! ¿¡Me oyes!?

Todas las noche lloro por dentro, la injusticia me ataca y el desamparo se adueña de mí. Tiemblo de soledad entre las frías sábanas, gritan mis ventrículos. Pero, al cerrar los ojos, mi cabeza me muestra una salida, los sueños me enseñan una alternativa. Recobro fuerzas para desfigurarte la cara a puñetazos, para destrozarte esa sonrisa de suficiencia, de poder, para ver la sangre correr por tu pecho. Mientras la ilusión siga visitándome cada noche, las lágrimas derramadas tendrán una razón de ser.

2007/11/14

Kit básico de supervivencia

-Bolígrafos, unos cuantos azules y alguno rojo
-Lapiceros y gomas de borrar
-Folios sucios y cuaderno de paranoias, por si acaso
-Lectura: un libro, artículos y ejercicios
-Películas y documentales, por si las moscas
-CD de Ubuntu
-Tabaco, papel, cartones y mecheros, muchos mecheros
-Calculadora
-Compás, ecuadra y cartabón
-Sombra de ojos
-Rotuladores permanentes: gordo y de punta fina
-Un par de pendrives
-Cutter
-Tornillos
-Condones
-Baraja de cartas
-Muñequeras, un par
-Cargador del movil
-Cargador del mp3
-Celo
-Tijeras
-Cable de red
-Buff
-Kleenex
-Una hoja pintorrojeada, llena de tachones, emborronada por la lluvia y en estado de semidescomposición para no olvidar
-Una chaqueta gorda
-Contenedor espacioso y cómodo
-La cabeza, a poder ser entre los hombros
-Calzado cómodo y ya está todo listo para ir a cualquier parte

2007/11/12

Lo has dicho todo

- Prefiero aclarar ciertos puntos antes de nada, no vaya a ser que tomemos ideas equivocadas y luego haya que lamentarlo. ¿Nosotrxs qué tenemos?

- ¿Cómo que qué tenemos?

- Sí. Quiero decir, nos liamos hace un mes y pico, y desde entonces hemos quedado todos los findes. ¿Tú a eso cómo lo llamas?

- Bueno, se puede decir que estamos saliendo, ¿no?

- Define saliendo.

- Pues que tenemos una relación de pareja.

- Que tenemos una relación es obvio, desde hace unos años. Que somos pareja, de cajón también. Pero creo que te refieres a algo más. Me refiero a un sentimiento por encima del que podemos sentir por cualquier otra persona. Un ejercicio de compromiso y fidelidad, de confianza. ¿Me equivoco?


- No, supongo que algo así.

- Por eso mismo quería hablarlo. Poniendo los puntos sobre las íes, a mí me gustas, en el sentido más amplio de la palabra. Por eso hemos quedado unas cuantas tardes para ver alguna película, dar una vuelta o acabar discutiendo. Coinicidos en muchas cosas, básicas, y eso me gusta. No estamos de acuerdo en otras tantas, y me encanta.

En la cama me lo paso bien, disfruto y aprendo, me relajo y altero, no tengo ningún problema. Y eso que las veces están todavía contadas. Pero, así y todo, no puedo exigirme fidelidad hacia ti, ni obligación. Si me gusta estar contigo es por eso mismo, porque lo hago cuando quiero, sin ningún tipo de presión. Me gusta tener la libertad de poder decir que no, y que me lo digas sin esperar movida por ello.

Además, el sexo ya lo tenemos, y no encuentro ninguna diferencia más comparando con cómo estábamos. No vamos a casarnos, ni a tener hijos, no vamos a adoptar una hipoteca, no a corto plazo al menos. Los problemas los vamos a tener igual, y no se me van a taponar las orejas de repente.

Pero, al igual que contigo, quiero poder quedar con cualquier otrx, para lo que sea, cuando sea, tirármelx sin cargo alguno de conciencia. No quiero querete por encima de todo lo demás, porque cuando falles me caeré sin remedio. Ya lo he hecho antes, y paso. Además, luego tengo que aprender a pedir perdón, pierdo la sinvergonzonería, la nula preocupación por “¿qué estará pensando estx de mí?”

Y bien, ¿qué dices?

- Ni que me hubieras dejado respuesta, lo has dicho todo.

2007/11/06

Visos de locura

Toda expresión artística no tiene que tener un porqué, una razón de ser, un objetivo final más allá del hecho de haber sido creada. La propia satisfacción por la creación es ya mérito suficiente. Ocupar el tiempo en algo que tranquilice y entretenga, frutos tangibles del atosigante ocio. Aunque bien es cierto que, a menudo, éstas buscan transmitir también un mensaje, quieren dar a entender algo por los medios que les han sido otorgados. Un gesto de agradecimiento, de reprimenda o de tremenda admiración, todo es posible.

No siempre debe quedar explícito a ojos de cualquiera, y son muchas las técnicas a nuestro alcance para desviar el propósito final, si es que lo hubiera, pero logrando mantener al mismo tiempo, intentando al menos, la atención de quien lee. Se puede, de mientras, encauzar a alguien en concreto para que interprete aquello que no está escrito, el mensaje más oculto que las frases entre líneas.

Podría comentar ahora mismo, por ejemplo, la curiosa forma que tienen en mi pueblo de subir las compras a un piso sin ascensor. Lo explicaría, sin duda, indicando que desde mi casa pude ver la semana pasada cómo un hombre subía gracias a una polea motorizada las bolsas que su mujer iba cargando en la acera. De hecho, podría ser una buena idea ilustrarlo con una fotografía tomada en tan inusual momento.


Otra alternativa sería mencionar la diferencia de edad que me separa del mayor de mis hermanos. Un número redondo, como los vasos de cubata. Y es que coincide con el precio de cindo combinados en cierto bar de un pueblo limítrofe. El primero en ser, a la vez, múltiplo de tres y cinco. “Meses” se apellida, y es innegable la importancia que en mí ha tenido durante este último año.

Puede parecer del mismo modo intrascendente comentar el esfuerzo que me supone ahora mismo elevar mi cuerpo de una butaca cualquiera, y los pinchazos estomacales que acompañan a dicho gesto. O incluso mencionar el dolor de bolas que me acompaña a todas partes. La incómoda sensación que sienten mis piernas al subir las escaleras, o simplemente caminar con acelerado. Nota mental: tengo que acordarme de hacer más ejercicio.

Comentarios inconclusos e incoherentes, puede, pero no del todo inútiles. Suficientes para un discreto agradecimiento y para esbozar gestos de asombro, transmitir visas de locura o directamente lanzar flechas de incomprensión. Un texto sólo por escribir, por ver qué sale, cómo. Por analizar por qué ha salido, cuándo y dónde. Por concluir para qué. Una expresión artística sin un porqué inicial, pero con un objetivo final.

Si no has entendido nada, me alegro, ése era el fin. Si lo has hecho, eskerrik asko denagatik, eta badakizu erantzunaren zain nagoela.

2007/11/04

Ríos de ácido

El calor es insoportable, percibo el sudor de todxs lxs asistentes a este ritual con cada nueva bocanada. Es así como lxs sitúo, pues me cuesta verlxs. La capa de humo que se ha formado y el vergonzoso estado de mi vista me lo impiden. Salgo a tomar un poco el aire. Para suavizar el contraste, dejo que las cenizas bailen a mi alrededor.

Un rato después, no sabría decir cuánto, vuelvo a entrar. Es inútil. Decido abandonar la estancia y recorrer solo los metros que me separan de la cálida cama que me espera. Abrígome e inicio la huída. Siseando por la acera, “Marea” como banda sonora.

Sistemáticamente introduzco mi mano en el bolsillo interior y extraigo de él un trozo de plástico verde. Encuentro el billete que obliga a los guardianes a abrirme paso. Con mi llegada desaparecen en sendas ranuras, y sin mayor complicación accedo al interior. Veinticuatro minutos de espera me quedan. Decido dejar mi cuerpo reposar sobre un objeto metálico rectangular ligeramente agujereado.

Poco a poco, percibo que mis ojos se cierran. Cada vez que los abro, algún ente invisible los agita impidiéndome enfocar correctamente. El grupo que suena cobra más fuerza cada vez. Normal, he apoyado la mano izquierda en “vol +”. Lo ajusto y obligo a mis pies a soportar el peso de todo el cuerpo. “Mejor imposible”, camino lentamente esquivando las juntas que dividen las baldosas del suelo. El letrero luminoso que se encuentra imponente a media altura marca algún minuto menos conforme voy completando vueltas a mi circuito particular. Decido, a fin de aligerar la espera, mirar únicamente tras haber completado, al menos, un par de vueltas. Dieciocho, dieciséis, catorce, doce, diez, ocho, seis, cuatro... Dejo de mirar, me he aburrido.


Un ruido familiar llama mi atención repentinamente, aún por encima de la música. Una gran serpiente con ojos blancos y la frente serigrafiada en rojo se acerca sobre dos raíles de metal. Con curiosidad toco un botón y me abre sus puertas. Accedo, acepto su invitación. Un joven ronca a la derecha. Junto a él otros dos conversan alegremente. Éstos llevan boina y un consolador colgado a la cintura. Detrás, esposas enfundadas en cuero. Yuyu. Mejor me siento a la izquierda.

Parte la nave, siguiendo un recorrido más tortuoso que nunca. Siento que mis ojos vuelven a tener problemas de enfoque. Pero aquí el paseo no es una opción viable. El suelo carece de baldosas y su estabilidad goza de un sorprendente factor de duda. Pasa una estación, pasan dos, llega la tercera. Contracciones inconscientes cobran fuerza en mi interior. No, aquí no. Vete a saber lo que te puede hacer la pareja del cuero. Aguanta hasta la siguiente. Pero, buf, luego hay que esperar media hora hasta el siguiente. Total, sólo faltan tres más para llegar. No, no puedo.

Mis pies se dirigen a la salida, esta vez los guardias tardan más en apartarse, y reciben mi primer saludo como reprimenda. Giro la esquina, apoyo las manos sobre la pared y agacho ligeramente la cabeza. Siento como ríos de ácido corren por mi interior, fluyen libremante a través de mi gargante, de mis orificios nasales. Abro los, ojos, y compruebo cual había sido mi cena, por si acaso se me había olvidado. Parece que no hay una fuente cerca, y sólo dispongo de una servilleta. Tengo trozos de macarrones metidos hasta el tuétano.

Con poca discreción, pues la hora no la requiere, expulso cuanto puedo de mi interior, y me dirijo con paso lento y curvado hacia casa. Sabor ácido y amargo en mi boca, con un pequeño trasfondo dulce. Cuarenta minutos de divagaciones me esperan. Cualquiera sabe qué puede suceder...

PD: Ahora puedo decir más que nunca que “vomité mi alma en cada texto que escribí” (Modificado de Jesucristo García – Extremoduro).

Electro-sex

Mi relación con la música electrónica nunca ha sido especialmente estrecha, más bien podría describirse como una sucesión de tormentos. Y es que a ella han ido a parar inconscientemente las causas de desgracias todos estos años. Ha resultado ser una alcantarilla perfecta donde tirar toda la mierda. A ello han contribuído mi nulo sentido musical y los estereotipos vigentes, a menudo confirmados por ciertos especímenes calificados como humanos. Durante largo tiempo, estos prejuicios y odios han estado extendidos también al hip-hop y en gran medida al pop. Poco a poco voy consiguiendo perpetrar una mínima distinción entre imagen y contenido, y soy más o menos capaz de escuchar algunas canciones y grupos sin que esa insoportable sensación de asco y ganas de vomitar me invadan, sin que la repulsa cause erupciones en mi piel, y sangren mis oídos. Empiezo a relacionar los estilos con situaciones/actitudes que me resultan gratificantes, incluso excitantes podría decir, pues hacen revolotear mariposas dentro de mí.

El otro día, después de llegar de no sé dónde o hacer no sé qué, me quedé solo en casa. Bajé la persiana que durante el día impide a los rayos quemar mi piel, cerré la puerta para que ningún alma errante entrara a mi redil, puse a tope la banda sonora de “Réquiem por un sueño” y me tumbé sobre la cama.


Yacía allí, sonaba “Summer overture”, y pensé en lo guapo que sería echar el palo con esa música marcando ritmo. La música ambiente que normalmente me agrada está más cerca de un “Hoy te la meto hasta las orejas” (Extremoduro), “Alucinante” (Platero y tú) o “Un perro como tú” (Poncho K). Canciones bastante más explícitas, todo hay que decirlo. “El roce de tu cuerpo” (Platero y tú) para una reconciliación, seguida de “Corazón de tango” (Doctor Deseo). O “La vereda de la puerta de atrás” (Extremoduro) junto con “Ama, ama, ama y ensancha el alma” (Extremoduro) para un momento bobalicón. Resulta más fácil, pero, que los pulsos de mi cuerpo sigan el ritmo de una base marcada que el de una guitarra eléctrica. La batería queda cubierta por la voz en el orden de prioridades, por lo que tampoco resulta un punto de referencia válido.

Allí estaba yo, tumbado en la cama, boca arriba, en estado quasiletárgico e imaginando un polvo hasta el culo de éxtasis con luz ténue, cuerpos sudorosos, y “Party” taladrando mi cerebro, moviendo mis brazos, mis dedos, mis llemas, moviéndome, “Lux Aeterna” agitando mi pecho, mi pelo, mis piernas, agitándome, guiando mis labios, mis pensamientos, guiándome.

En fin, algún día.

Prostituyendo la web 2.0

Hace tiempo surgió un concepto tan desconocido como extendido y utilizado hoy en día. Versaba sobre el gran salto en que se vio inmersa la red con el cambio de interacción por parte de lxs usuarixs. La información unidireccional, el sistema a través del cual los datos llegaban únicamente del creador de un espacio a lxs visitantxs, se vio revolucionada por todos los mecanismos sociales que se crearon. Surgieron de repente nuevas alternativas de fácil manejo para que cualquiera con un rato libre pudiera tener su pequeño hueco en el vasto océano. Ahora todxs participábamos de la web, todxs podíamos tanto subir como bajar archivos, las opiniones no estaban delimitadas a aquellas bocas con conocimientos avanzados. Gestores de contenidos los llamaron, y aquí se incluyen las atractivos sistemas de foros, así como todo tipo de bitácoras y las conocidas páginas de vídeos, música e imágenes. El abanico es realmente amplio para que tanto lxs más torpes como quienes conocen exhaustivamente los procesos puedan hacer uso de ellos. Nació la red social.


Con el tiempo, las alternativas a nuestro servicio para llevar a cado todas las acciones mencionadas son practicamente innumerables. Las hay de todos los colores, tipos y precios. Y tampoco se libran de las modas. Ni de estas, ni de el interés de las empresas por que el número de usuarios que computa su base de datos sea mayor cada día. Sin entrar a valorar con qué fin se crean y utilizan ciertas “bitácoras”, sin criticar el hecho de crear un sitio donde vanagloriarte de tus fiestas y tu dudoso atractivo físico que te acompaña aderezado con un toque de inmadurez, sin juzgar el hecho de publicar entradas única y exclusivamente por figurar, quisiera de alguna manera llamar la atención sobre la prostitución que está padeciendo.

Que para ser persona tienes que tener un blog, es mentira. Que un flog te da más caché, no tiene veracidad alguna. Por lo tanto, abrir un espacio por el simple hecho de que el resto lo hace no deja de ser absurdo. La apertura de una página requiere de cierta constancia, aunque nosotrxs determinemos el periodo que la caracteriza, y, sobre todo, ganas de llevar a cabo actualizaciones. No debe ser una obligación, es nuestro ocio, debería ser para disfrutar.

Del mismo modo, crearla y actualizarla con mayor o menor asiduidad pero no permitir comentario o réplica alguna supone una estrepitosa carcajada a la proveniencia de aquello que estamos utilizando. Estamos aprovechándonos de un sistema para la interacción, limitándolo a un lugar donde alimentar nuestro ego. Un espacio así, creo, debe estar abierto a la opinión de quien quiera, siempre y cuando guarde un mínimo de respeto. Si el sistema que utilizamos no nos lo permite, hay muchos otros iguales o muy parecidos, como ya he comentado.

De otra forma, sólo conseguimos encontrar mierda a raudales cada vez que navegamos en busca de un blog interesante al que echar un vistazo. Y, la verdad es que desmoraliza más que un vistazo a los apuntes de cálculo...

2007/10/29

No puede ser, princesa

Yo sueño con ir a L.A., dejar un día esta ciudad, cruzar el mar y dejar con él todo atrás [1]. Tú esperas la fecha para volver, otra vez más. La elegancia y exclusiva calidad de mis prendas, la exhaustiva selección de sus motivos, el detalle con el que selecciono cada prenda y complemento dista considerablemente del tuyo. Mi plan de fiesta ideal no tiene relación alguna con el señor Pacman, a no ser que se introduzca indiscretamente en la conversación. Cambian las drogas, el lugar y el ruido ambiental. Prefiero un sofá al cine. Prefiero películas moteadas a las que ahora abarrotan las salas. Puede que por el pequeño espíritu nostálgico que me hace añorar tiempos y situaciones no vividas. La autarquía en que vive mi música apenas le permite ampliar sus miras y relacionarse lo más mínimo con las demás sintonías que escupen los altavoces de una radio cualquiera. Mucho menos las bases que me recomiendas.


Las princesas se enamoran del pueblerino en las películas, alimentando su amor por el afán de aventura, de sentir algo prohibido. Recaen en un amor tal que olvidan de un plumazo quienes eran, qué gustos tenían, qué aficiones. Pegan un salto, eso sí, a la nobleza y viven felices comiendo perdices.

Como bien nos recordó el profesor de cálculo hace poco, las películas eso son, películas. La realidad dista mucho de ellas, y en esta la amnesia temporal por enamoramiento no tiene tanta fuerza. Como mucho, adelgaza.

--------------------------------

[1] Cadillac Solitario – Loquillo y trogloditas

Niretzako nahi zinduket

Zure begiek mintzen naute. Ezinezkoa zait nini arteko borrokari luzaro eustea. Sortutako bide irudikari horretan zehar bihotzak sorturiko egoerak datorzkit. Atsekabeturik uzten dute nire bularra eta pixkat eroago pertsona. Erakarri ere egiten naute, baina, eta horrek polarizazio jasangaitza dakar. Beste edozein tokira begiratzera bultzatzen nauen indarrak ez dauka zereginik tinko eusten dioten txispen artean. Ni erdian. Bihotza samindurik, burua zoriontsu. Ez da alderantziz izango?

Zure ahoak beldurtzen nau. Esango duzuna espero ez dudanaren ezinegonak barneak astitzen dizkit. Neurrira egongo naizelako dudak. Ezpain horien artetik, jan nahi nituzkeen ezpain horien artetik, aterako diren hitz multzoen nondik norakoen ignorantziak lasaitasuna uxatzen du. Goxo zein krudel asntido ditzakete tinpanoak, lasai, suabe, baxu edo zaratatsu, mingarri, deseroso. Ezin dut halako egoera jasan. Begiek lehen itxarotea ahalbidetzen baitute, eta gogorragoa da kolpea gero.


Niretzako nahi zinduket, hala ere. Barne-barnean zerbaitek maitatzera narama. Min eta sufrimendu guztien gainetik, entzun ezin ditudan kritika bortitzak alde batera, begien edertasuna bakarrik gogoratuz, bentrikula eta aurikulak zuren izena bultzatzen dute gorputz osoan zehar.

Sentimendu mugaezin bihurtzen dute egoera. Odolean bertan zaude, odola bera zara. Bizitzeko ezinbestekoa zaitut. Elikatzeko, arnasteko, gozatzeko...
--------------------------------

Zure begiek – Mikel Markez

Zure begiek mintzen naute.
Zure ahoak beldurtzen nau.
Niretzako nahi zinduket.
Sentimendu mugaezina.

Urontzi bat naiz,
noraezean dabilen urontzia.
Mila arroken kontra jo dut
baina beti korronteak
zure kostaldera narama.

Zure begiek...

Zu gabe ez naiz ezer.
Zu gabe zertarako bizi.
Bizitza hontan ditudan
helburu guztiak
ez dira ezer lortu gero
zurekin konpartitzen ez baditut.

Zure begiek...

Un "pringao" venido a más

La universidad: nuevo curso, nueva vida. El cambio de los largos años en ikastola, siempre con la misma gente. O en el colegio y después instituto, lo mismo da. El sistema en el que hemos vivido durante tanto tiempo se desmonta y tenemos la posibilidad de crear uno nuevo, a nuestra medida, a nuestro gusto. Dejamos de ver obligatoriamente cinco días a la semana a lxs compañerxs que nos sacan de quicio. La gente con la que compartimos aula es nueva esta vez, desconocida. También lo somos nosotros a ojos ajenos. Es el momento idóneo para limpiar todo aquello que detestamos, las coletillas infantiles e inofensivas dolorosas “bromas”, simples etiquetas que pueden hacer del día a día un suplicio. Borramos de un plumazo las meteduras de pata que por inmadurez hemos cometido y que nos persiguen allá a donde vayamos.


Pero, ¿qué necesidad hay de tomar una actitud destructiva ante esta nueva situación? Tenemos una parte del cráneo relleno de materia viscosa, materia que sirve para hacer uso de la memoria, para jugar con ella y volverla selectiva. No resulta tan difícil discernir entre unos recuerdos y otros. Creo yo que valorar lo que merece ser salvado y tirar a la basura lo realmente traumático está al alcance de cualquier persona. Con esto digo que es posible crearse una nueva personaliad a partir de lo bueno, mejorando lo que consideramos malo. Por muy frustrante que fuera nuestra realidad, partes aprovechables tiene que haber. Relaciones que merezcan la pena, conocimientos adquiridos, experiencia. No hay que renegar y atarcar indiscriminadamante todo aquello que nos recuerde qué somos realmente, como si de un plumazo pudieramos hacer desaparecer nuestras fobias y miedos.

Un cambio diametralmente opuesto que nos lleve a ocupar el lugar que antes correspondía a éstos, no soluciona nada. Una actitud forzada por la creencia de una imagen distorsionada no es vía para el reencuentro. Por mucho que lo detestemos, antes o después llegará a nosotros algo que nos traiga el pasado a la punta de la nariz. Esa ilusión temporal caerá como una losa sobre nuestro corazón si no hemos logrado solventar nuestros complejos, volverá a aflorar el pánico y una vez más la respuesta será un acto memorizado a base de repeticiones. Prepotencia, agresividad...

¿Un “pringao” convertido a sí mismo? Pase, adelante.

¿Un “pringao” vuelto chulo de barrio, prepotente, agresivo, ignorante, superficial, engreído...? Ya sabe dónde está la puerta.

"Hoy te importa tanto lo que eres que te olvidas de lo que fuiste. Ignorando que llegará el día que tendrás que arrepentirte"
Soberbia - La taberna de moe

2007/10/25

Réquiem por un sueño

Los rayos de luz que logran atravesar la persiana me agreden, queman levemente mi piel, escuece. Atormentan mi cuerpo frío, sudoroso, tembloroso. Gotas cargadas de furia corren por él, por cada centímetro de piel. Se estremecen con cada nuevo espasmo involuntario. Puedo oír mis dientes chocarse unos con otros, castañetea el esmalte. Bailan al ritmo que marca el vaivén de la mandíbula. Un caótico son zarandea mis sentidos.

Oigo el incesante ritmo que sigue el reloj...tic...tac...Tic...Tac...TIC...TAC... Suave, delicado, pero penetrante y sonoro. Parpadea el enchufe. Me habla a pequeños flashazos, cegadores, cada vez más directos. Está gritándome. Me increpa. Atraviesan mi retina, la deshacen poco a poco. Incandescentes. Un sonido eléctrico los acompaña. Chispazos ensordecedores, un eterno chasquido. Desmontan mis tímpanos. Se rompen en mil pedazos, como el esmalte, en mil pedazos.


El techo se abre y cientos de manos, de diminutas manos, me agarran. Tiran de mí y me arrastran a lo más profundo de la nada, de la inexistencia, la desesperación. Me acuerdo de los amigos, aquellos compañeros que fueran como hermanos. Veo cómo hemos cambiado, cómo he cambiado. Ya ni me saludan [1]. Aparecen mis padres también. Mi madre llora, sufre. No esperaban que el fruto de su futuro fuera a robárselo a pedazos en billetes pequeños. Viene a mi cabeza aquella gran mujer con quien estuve saliendo. Dulce, cariñosa, atenta, comprometida, independiente, alegre, cordial, hermosa. Como era todo antes de que las incesantes absurdas discusiones fruto del pánico y las desesperación acabaran con nosotrxs, conmigo, con ella.

Yo sólo quería ser feliz, No era mi intención acabar así. Yo quería ser capitán de mi vida, no acabar a la deriva navegando en ríos de cristal, charcos de cristal, ahogándome en cristal [2].

--------------------------------

[1] Aquellos años – Hirurko
[2] Maldita extraña forma – Estrago

¿Y si fuera real?

Sabes que no tengo ningún interés en verte, en estar contigo. Y si lo tuviera, ya me encargaría de borrar ese impulso de mis conexiones. Te lo he demostrado por activa y por pasiva desde que te dije adiós. No hace tanto, debería acordarte. No te he llamado, ni te he saludado cuando nos hemos cruzado, si he podido evitarlo. Ni siquiera me he interesado lo más mínimo por tu vida. No sé si vas o vienes, si te quedas o ya has partido. Cuando creo que estás subiendo, llevas un buen rato en la planta baja. No tengo la menor idea y tampoco es que me quite el sueño. Tengo otrxs que lo hagan por ti, y otras muchas cosas en las que mantenerme ocupadx. A tus avisos he hecho caso omiso, y seguiré haciéndolo por un tiempo.


Sin embargo, a pesar de todo, me gusta que sepas de de mí. Que sigas teniendo el menor interés me llena y contribuyo a ello cuando me es posible. De vez en cuando se me cruza algún cable y unos pocos bits salen despedidos a tus oídos. Los justos para atraer la atención de tus sentidos y mantenerte dubitativx por unas horas, o días, o meses. También me gusta mostrar aleatoriamente un leve interés. Aunque no tenga, evidentemente, intención alguna de llevar a cabo lo que digo. Pero me excita imaginarte ilusionadx, y dibujar en mi cabeza las facciones de decepción que muestra tu cara. En fin, algún día aprenderás, guapx.

Confesión transitoria: debería empezar a analizar estas curiosas conductas. Me resulta desconcertante lo cruel que puede resultar una actitud creada en un rato de aburrimiento. ¿Y si fuera real?

Trozos de papel decorado

Dos horas marcaba el horario, y no hemos hecho descanso a mitad de camino, así que nos conceden diez minutos de asueto. Los aprovechamos para bajar a la calle, socializarnos y saciar ligeramente la sed de vicio. Por el camino un cartel atrae mi atención: un mosquetón es la parte central del logotipo que reza “Kukutza Eskalada Taldea”. Un piso más abajo otro me agarra. “Abadiñoko Gaztetxea” esta vez. El que me acompaña se asombra: ¡joder! Lo lees todo. Y es verdad, no es la primera vez que me lo comentan. Por extraño que sea el cartel, panfleto o tríptico que llegue a mis manos, tengo la rara costumbre de leerlo. De empezar al menos. Muchas veces lo dejo a mitad de lectura si algo no me ha atraído especialmente. Si en ese momento no puedo, pasa al cajón de tareas pendientes: a mi mochila. Puede que esa sea la razón de la singular atracción que sobre ella ejerce la Tierra. Muchas veces acaban ahí los artículos que había considerado “no interesantes” en un principio. Hasta que, con el tiempo, acabo leyéndolos o saltan a la basura más cercana. El caso es que, antes o después, echo un vistazo o devoro todo cuanto escrito llega a mis manos. De ahí posiblemente que la lista de libros leídos estos últimos años sea ligeramente ridícula. Las horas del día, por desgracia, son limitadas. Aunque, ¡menos mal!


¿Por qué? Supongo que por una mezcla de interés y empatía. Lo primero depende de la temporada. De vez en cuando me doy cuenta de que todo no se puede abarcar y me libro de algún que otro “pendiente”. Hasta que vuelve a sorprenderme un documento. No lo puedo evitar :D.

Por empatía, porque detrás de cada trozo de papel decorado hay alguien que he dejado su tiempo en hacerlo. Por voluntad propia o ajena, pero lo ha hecho. Qué menos que mostrar un mínimo de aprecio hacia su trabajo e intereses y echar un ojo. Por hacerlo no perdemos nada, bueno, sólo tiempo, y ¿quién sabe? Igual podemos encontrar la respuesta a la vida, el universo y todo lo demás.

¡Más huevos!

Me acerqué el otro día al local de cojines rojos a relajarme por un rato y en busca de algo de conversación, pues cada vez se me hace más complicado pasar una tarde entera sin hablar con nadie. Total, que acabé unas pocas horas entre pitos y flautas informándome sobre el sistema educativo francés, mostrando disconformidades con respecto al proceso de Boloña, conociendo algo sobre las TAZ, preparando una jornada de “Abrazos gratis” y analizando entre otros muchos temas el verdadero conflicto vasco, tal como lo definían los guionistas de “Vaya Semanita”.

Mi contertulio me abrió las puertas a una nueva interpretación que, por simple que es, ni siquiera había rozado mis neuronas. Lo cual no la vuelve descabellada ni absurda. Se trata nada más y nada menos que de la timidez. O lo que es lo mismo la autoestima, la seguridad propia. Tanto la de acción como de recepción.

Me refiero por acción al hecho de dar un paso claro más allá de simples detalles que puedan dejar entrever una atracción física. Pueden, pues, pese a que a veces parecen claras las intenciones para quien las realiza, y ve claramente el elevado significado de una mirada sostenida, un guiño aparentemente fortuito, una caricia inesperada, un gesto tan inusual como ordinario, no quedan del todo perceptibles para quien debería recibirlas. La inseguridad nos impide en esas circunstancias tomar las riendas y guiar al bello corcel de los impulsos. El miedo a... nada. Al fin y al cabo, salvo en contadas ocasiones donde el número de variables crece de la mano de conceptos tan indefinidos como la amistad o el qué dirán, salvo en esas pocas ocasiones la jugada consiste en un cara o cruz. En el peor de los casos la respuesta podría ser un no, puede que incluso acompañado de un bofetón. Depende, claro, de cómo nos hayamos insinuado. Pero, es algo pasajero. En el mejor: ¡has pillado! Visto así no parece tan mala la apuesta.


He de admitir que mi abanico comparativo no me permite realizar afirmaciones con el debido rigor científico. Pero he conocido alguna que otra chica de las denominadas “bordes” que habitan por estos lares y dudo que tengan nada que envidiar a cualquier otra en lo que a delicadeza, melosidad y pasión se refiere. En privado, claro. Sí veo, sin embargo, que ese apelativo resulte relativamente adecuado de un primer vistazo. Ésa no es más que, otra vez más, una expresión de timidez, de miedo. ¿A qué? No es fácil de explicar. A menudo sucede que al acercarte ligeramente, no sólo físicamente, se sienten de alguna manera atacadas, violadas, y repercute en una respuesta normalmente desagradable, desafortunada.

Intrínseca es la idea de que el acercarte a una mujer significa interés sexual. Automático. Evidentemente la hay en muchos casos, más si cabe en el habitual territorio de juego y con la fama que precede al género masculino. Que levante la mano quien no guste de echar una canita al aire de vez en cuando. Pero no tiene que ser ése el factor principal en todos y cada uno. Más si el individuo tiene la suficiente capacidad de análisis para evaluar la situación. Dificulta ésto el acercamiento, lo cual supone un punto descriptivo más del conflicto.

Desde la parte receptiva, en este caso al mujer, se suceden variados pensamientos, como ya he comentado, derivados de la seguridad. En los ejemplares con una autoestima excesivamente elevada puede derivar en una prepotencia desmesurada. Bajo una escala de valores quizá alterada por el modelo estético que le han transmitido y los valores derivados de tal virtud. En una situación contraria, la descrita por una mala o pésima imagen de sí misma, la desconfianza y retraimiento cobran importancia. Puede que por no creerse merecedora de tal situación, por no ver qué tiene que dar, qué se espera que de y pavor a no ser suficiente.

Conclusión: menos chorradas y más echarle huevos/ovarios al asunto. Eso sí, id empezando, si no os importa, que a mí me pilláis liado :P.

2007/10/22

Politikaz

Euskal Herria, etengabeko gatazka”. Horixe izan zen atzo ordenagailua amatatu baino lehen inprimagailuak oparitu zidan idatzia. Fotolog batean aurkitu nuen, Iruñako neska batek sinatutakoan. Historiarako lan bat da, antza. Ez nuen momentuan irakurri, motxilan salbu geratu zen gaur goizeko bidaia errazteko. Goizeko lehen orduetan ez daukat burua ariketak egiteko bezala eta horrelako irakurketek bidea arintzen didate. Berandu zen gainera, eta ohea deika nuen jada.

Hala ere, balkoira atera nintzen bost minutuz Prigoginek aipatutako adibide baten edertasunaz gozatzeko [1], eta hurrengo egunean irakurri behar nuenari bueltak ematen hasi nintzen. Neuronak kristalez bete zituzten zainak edo, eta sinapsiak ke botaka zebiltzan.

Ez zitzaidan halako gatazkari buruzko azalpen laburra egitea erraza egiten. Irudizko entzulea neukan adi-adi niri begira eta gorputza dardarka, hitzek ez baitzuten atera nahi. Nola azaldu zer den zer? Hainbat elkarrizketetan izandako burutazioak etorri zitzaizkidan garunera, “Espainiako beste autonomietan” edo antzeko adierazpenak erabili ondorengo burutazioak. Nola hartuko zuen solaskideak esandakoa?

Oso oso labur esan genezake Euskal Herria estaturik gabeko herria dugula, eta Espainia herri baturik ez duen herrialdea. Inongo mapa politiko ofizialetan lehena osatzen duten zazpi probintziak banaturik agertzen dira: Bizkaia, Gipuzkoa eta Araba alde batetik, Nafarroa bestetik eta Iparraldea (Lapurdi, Behe-nafarroa eta Zuberoa) Frantzian. Lur hauetan badago horien idependentzia eta gobernatuko dituen antolakuntzaren sorreran sinesten duenik. Beste edozein egoeraren existentzia ukatzera ere heltzen dira zenbait, nahiz eta urteetan zehar horrela izan dela ikusi duten. Beste batzuek ilusiotzat jotzen dute horrelako egoera, baita Sabino Arana delako tipo bati leporatu horrelako ideia bururatu izana. Ez nago aipatutako probintzietatik kanpo jaiotakoez ari, baizik eta bertako bezala hartuak izateko aurrekoek beste eskubide dituztenez. Bi mugen artean, erdibidean, beste hainbat ikuspuntu aurki ditzakegu. Beraz, estaturik gabeko herri hau ez da aipatutakoetan bizi diren pertsonen multzoa. Nahi duen tokira egiten du txis bakoitzat, eta batasun bilduaren homogeneotasuna amezlari kroniko batek baina ezin dezake orain ikusi.

Espainiarekin hamaika antzekotasun aurki ditzakegu, distantziak behar bezala gordeta, noski. Euskal herrian ikuspuntu aniztaduna badago, hemengoak ez dauka izenik. Jende kopurua pixkat bat handiagoa da, eta hauek banatzen dituzten errepideak zertxobait luzeagoak. Horren jakinean, askok onura ekonomiko eta administratiboak dakartzan sinbiositzat dute herrialdea, gaur egungo globalizazio bortitzari gogoz eusteko sinbiosia. Gauzak horrela, ezberdintasunak onartu egiten dituzte; poltsikoa igotzen den bitartean batzuk, uste sendoak izatearren besteak. Beste hainbatek, asko, aipatutako eskala aldaketa kontutan hartuz gero, lehenago aipatutako eremuko jarreraren ispiluaren bestaldean agertzen da: Espainia bakarra eta bateratua. Mundu guztiak defendatu behar du berau, eta horretaz harro egon.

Logikak agintzen duenez, moderatuek ez dute arazo larririk izaten, segurtasun faltagatik edo, denbora pasatzen uzten dute bronketan parte hartu gabe. Alde bietakoak, aldiz, etengabeko borrokan dabiltza, eta besteak ertzetara erakartzen dituzte. Ahalik eta potentzia handiagoz polarizatzen dituzte haien aho-eskuak eta arazorik gabe imantatuta geratzen dira lehen moderatutzat geneuzkanak.

Kultura aniztasuna, hizkuntza eta ohituren ezagutza, elkartrukaketa, etab. alde batera geratzen dira, benetako arazoari tokia uzteko. Hauekin batera doaz beste garai batean oinarrizkoak izandako kontu arbuiagarriak, hala nola, etxebizitzaren egoera, soldata minimoen balioa, hezkuntza sistemak sortzen duen barregurea, honek jasaten dituen aldaketen ondorioz entzun ditzakegun irri ozenak, amalurraren erailketa isila...

Artazia papera mozten saiatzen da, eta harriak erantzuten dio lehenengoari [2]. Gaua berotzen duten kotxeak, ordu berdinetan ostiaka eta eskuak bilurturik auto urdinetan sartzen diren gazteak, beltzez tindaturiko edifizioak, kolore berdinak hartutako bihotzak burdinartean, egia gezur, gezurra egi... Benetan norbaitek pentsa dezake hau dugula inorako bidea?

Zein da nire aukera? Barakaldon jaio nintzen eta Urdulizen hasi naizen euskaldun espainiola, edo espainiol euskalduna, naiz. Irakur dezala bakoitzak nahi duen erara. NAN da nire identifikazio txartela eta EHNA daramat soinean ere. Batak zein besteak egoeraren araberako betetasun zein tristura ekartzen didate. Horrek ez dit sortutako hainbat gorroto eta ekintzen zergatia ikusten uzten, ez dut ulertzen zein den talde baten barruan egotearen ezberdintasuna egunerokoan, ez dut horrek dituen abantailak nabaritzeko adina sentikortasun... Badirudi, gainera, honek gehiagora joateko errepidea hartu duela, eta ni ez nago trapu zahar batzuen izenean hiltzeko prest, nire bizitzak hori baino nahiko gehiago balio du. Bizitza honetan daukadan bakarra berau da, eta, nik dakidala, ez dago berriz disfrutatzeko aukerarik. Has dadila benetako liskarra, eta izango dut behingoz maleta hartzeko behar dudan aitzakia. Nire lurra/herria maite dut, eta, Dorothy-k esan bezala [3], “etxean inon baino hobeto” nago, baina ez diot zentzurik ikusten nire odola begiek ikusiko ez duten etorkizunaren giltz izateari.

Orain, beste edozein idatzitan baino hobeto, irakur daiteke ahoa gorri-horiz eta begiak gorri-berde-zuriz estalita dituen ikurraren esanahia.


--------------------------------

[1] la espera del caos
[2] Piedra contra tijera – Soziedad Alkoholika
[3] http://es.wikipedia.org/wiki/El_maravilloso_Mago_de_Oz

2007/10/18

A ver si es verdad

Desde hace más o menos medio año tengo permiso legal para sacarme el carnet de conducir. Un ibiza rojo poco mayor que yo estaba esperándome en el garaje antes de que esa fecha llegara, y ahí sigue. Las llaves, por casa. Y tengo una pequeña lucha interior, una dura pugna entre dos partes (sé que hay una palabra más adecuada, pero ahora no la encuentra mi mano) para empujarme a la autoescuela o dejarlo estar un poco más. Todo este tiempo llevan dándose de hostias y parece que no quieren llegar a un acuerdo. Perseverantes en su posición, no dan el brazo a torcer y aguantan estoicamente en el ring. ¡Coño! Parece el panorama político de cierto país...

Estaría bien disponer de un vehículo con el que poder alargar las noches de viernes más allá del último metro. No depender de otras personas para ir de partys. Ahorrar tiempo en vacaciones. Tener mayo movilidad al depender únicamente del deposito y no de horarios preestablecidos. El volúmen de material podría ampliarse sin problemas, pues en la furgoneta entran bastantes más cosas que en mi mochila, y además aguanta el peso un poquillo mejor. Se acabaron los problemas cuando los planetas se ponen de acuerdo con Murphy para alinearse cuando llueve y la casa está ocupada, las campas empapadas, los centros comerciales a rebosar y los servicios indecentes. Me resultaría más fácil llevar cosas a Bilbo, o traerlas, y podría hacer lo propio con mi hermanos, dejando así algo de tiempo libre a mi ama. Por otro lado le daría uso al coche que, al fin y al cabo, lo pusieron a punto para mí. Y casi va acabar usándolo mi hermano antes que yo.


Pero, sería otro inconsciente más con coche rojo para cualquier aseguradora. A éstas no se les paga con sonrisas, además, y la gasolina no aparece en el depósito por ciencia infusa. Mis costumbres nocturnas no son especialmente saludables que digamos, aunque van por temporadas. Y un zombi al volante tiene su peligro; no se puede llevar un arma de 1000kg por la calle como si nada. Conociéndome y viendo el asombroso control que tengo, acabaría con una dependencia excesiva de cuatro hierros con ruedas. Sería mi ruina, económicamente hablando. Supondría la pérdida de una de mis casa: los transportes públicos. Se irían con ella las horas dedicadas a la lectura y a plasmar mis pensamientos en papel. Colaboraría con la proyección estelar de una banda formada por instrumentos de una calidad explosiva. La misma que invade cada día y noche las ciudades de todo el mundo, que ocupa los pueblos y que poco a poco ataca cualquier zona virgen. En cada sitio mencionado habría una plaza para mi posible visita y estacionamient, forzando así curiosas excavaciones perpétuas en un intento desesperado por reunir al mayor número de bichos en la basura más pequeña.

Tendría, antes de todo eso, que sacarme el carnet, para lo cual es requisito sine qua non pedir un crédito a la entidad más cercana: mis padres. Otra alternativa sería reducir drásticamente las consumiciones de entresemana e incluso las de viernes y sábado noche. Tendría que dedicar tiempo a mirarme el libro bien y hacer unos exámenes. Por no duplicar, triplicar o cuadruplicar el precio y que el crédito acabe siendo vitalicio, más que nada. Esa no es una magnitus que haya sobrado especialmente en mi agenda desde que la utilizo, y menos ahora que entre viajes y dibujitos se ha reducido considerablemente la sensación de ociosidad que el año pasado me invadía.

He estado unas cuantas veces ya a punto de dar mi nombre para tan noble salto en el camino de mi socialización y mi reconocimiento como un miembro digno de la especie, he echado un vistazo a varios test y he indagado algo; siempre he encontrado algo más interesante y fructífero que hacer. Pero bueno, antes de casarme tendré carnet :). Por poner algo más probable, digamos que antes de que los profesores me den mi última nota. ¡A ver si es verdad!

¿Y si no las hay?

Cuerpo perfecto, carita de porcelana y una inestabilidad emocional sólo superable por la mandíbula de un aficionado a la ingesta de estupefacientes por vía nasal. Para mirar, sí, pero luego más sosa que los humoristas de “Más humor”. Muy cómoda: nunca discute, ni se queja, todo le parece bien, salvo cuando le dan sus neuras, se le cruza un cable y a tomar por saco todo plan sin razón aparente. Claro que eso no le pasa muy a menudo. Ya lo siento: no me gusta. Necesito, como dice una amiga, que me den caña, me gusta que me den caña. Dentro de unos límites, claro. La sangre podría ser uno de ellos, por nombrar uno. No, en serio, me gusta que me sorprendan. Todos los días no, es mucho pedir. Pero sí de vez en cuando. Que manden mis pájaros a tomar por culo con cierta asiduidad y hagan nacer nuevos. Que sepa más o menos dónde y cuando van a explotar las bombas, pero que alguna me pille, alguna buena y alguna mala. Que tengan iniciativa, hagan planes, los organicen y me arrastren a ellos. No quiero una muñeca inchable que pueda programar, quiero una mujer que pueda reprogramar.


Esa sección del género femenino que he descrito brevemente en el párrafo anterior, y en mayor extensión gracias a otros cuantos textos, no estaría interesada en el prototipo de “guay” que mi propia cabeza ha ido creando con el tiempo. El malote que empieza a suspender sistemáticamente en segundo, que viste ropa de la talla de su hermano pequeño, que lleva el pelo totalmente engominado, con la consiguiente duplicación del peso que deben soportar sus hombros... El que tiene moto nada más cumplir el mínimo necesario y al que sus papis le regalan un coche al cumplir los 18. El que, pese a tener cualquier atisbo de foco absolutamente fundido, tiene un cuerpo de puta madre, ¡el muy cabrón! Curiosas coincidencias algunas...

Entonces, visto que el público objetivo al que está dirigido mi producto no debería estar en absoluto interesado por todos esos respetuosos caballeros, ¿por qué hostias me siento desplazado cuando en un bar la chavala de turno se acerca a hablar con clon de “El canto del loco”? ¡A mí las que me gustan son otras! Las que tienen un cuerpo majo, sin llegar a ser de cristal, y una cabeza que realmente merece la pena.

¿Y si no las hay?¿Si no existen más allá del ideal que mi mente ha formado? Conservemos la esperanza un poquillo más, y ya desenterraremos otras teorías cuando la frustración haga mella en el estado psicológico.

2007/10/17

Quiero sentarme en las nubes

Hace bastante tiempo que no suelto una de “mis canciones” así sin más, plantando el tocho. Echando un ojo a los últimos textos veo que dejo pequeñas referencias por si alguien se aburre y le da por mirar la letra completa en la red. La ilusión la verdad es que alimenta, pero poco más. Veamos si, aunque esté la x a la vista, poniendolas completas alguien se anima a echarles un ojo.

La verdad es que es curiosa la facilidad que tenemos para oír canciones una y otra vez sin llegar a escucharlas. Todas las que siguen a estas palabras de breve introducción llevan en mi memoria desde hace unos cuantos meses, alguna incluso ha celebrado su cumpleaños entre mis neuronas. Y hasta hace pocas semanas o días ni me había fijado en ellas. Hay de todo, desde un chico que toca la guitarra y grita, hasta hip-hop, con algo de rock lasai y un poco más ruidoso. Total, para leerlas tampoco importa mucho. Las letras no están muy ortodoxas. Cuatro de ellas las he tenido que sacar yo porque no las encontraba y las otras las he editado para que cuadraran con las versiones que yo tenía, aparte de ponerlas en prosa. Sepan ustedes perdonar las faltas.

La primera, “Estás ahí”, es de “Producto Interior Bruto”, un cantautor madrileño al que conocí en el Ateneo Izarbeltz [1]. Ya colgué hace tiempo un par de canciones suyas que versan sobre las drogas [2] y el PGB [3]. Ésta en concreto atrajo mi atención hace un mes, quien dice uno dice dos o tres, en unos días un pelín flojos. No se por qué se me quedó grabada en la retina. Desde entonces la relaciono inconscientemente con “el señor ese con pelo largo y barba[4] que tanto me ha tenido que aguantar. Desde que tenía 17 años por lo menos. Que se dice rápido. Pero anda que no ha llovido desde aquello.

Las que siguen tienen una voz bastante parecida, tanto como que uno de los cantantes es el propio Jesús de PIB. El grupo se llama “Folie a trois” . Se me dieron a conocer en el Ateneo también, gracias a una amiga que me empujó allí a otra sesión de conciertos. Unido a “722” lanzó este proyecto. En su página web [5] se pueden encontrar todas las canciones y están disponibles para su descarga.

Vienen después “El gitano, la cabra y la trompeta” con la canción que da título a este escrito. La letra de ésta me ha atacado hoy por la mañana mientras mis pies cruzaban Autonomía a punto de entrar en la plaza más marchosa de Bilbo para la tercera edad. Sería un buen tema este sobre el que escribir algún día. Lo dejo apuntado para un año de éstos. En fin, que se me va la pinza, de este grupo no sé mucho. Sólo lo que he podido leer por encima en su página [6] hace un rato. Si alguien quiere informarse, ya sabe que camino seguir. No, ahora no es el de baldosas amarillas... Puede escucharse la canción nada más abrirla.

Aparecen en escena “El último que zierre[7] poco antes de dar por terminada la función. Llevan un año estos chicos en mi mp3. Llegaron a él a través del recopilatorio “Rock estatal” que alguien colgó en unos trece volúmenes, si mal no recuerdo, en una red p2p. Nunca recuerdo cómo la apareció el recopilatorio en mi casa. Dos personas me recomendaron por las mismas fechas éste y “Hoy salimos a hostias”. Todavía soy incapaz de discernir entre la culpabilidad de ambas. Aunque lo intuyo por volúmen. Haciendo un par de reglas de tres y aplicando la intuición femenina.

Supongo que se tratará por alguna alteración en mi sentido sensorial o que la capacidad de interpretación de mi subconsciente me ha traicionado, pero me pasa con éstos como con Arturo Pérez Reverte: me pueden llamar hijo de puta tranquilamente, que casi parece un halago. Y digo que algo ha tenido que pasar porque, con todo el respeto hacia este grupo, Reverte sólo hay uno. En resumen, que me vuelvo a ir por la tangente, que el sábado me lo puso en el coche un tío que me encontré en Atxondo y me invitó a dormir en su casa. Hoy lo he visto en el mp3 (apareció ayer después de tres meses de excursión por lugares que desconozco) y me ha dado por escuchar un poco.

Cierra el cartel “Estierkol” [8], unos chicos mazo salados a los que me he parado a escuchar en Bidezabal, ya que el maravilloso horario del metro me ha obligado a permanecer un rato en su andén. Tiene cierta relación con un texto que escribí hace poco [9] y otro que terminaré cuando saque cinco minutos más. Aunque creo que la canción se explica por sí misma.

Y con esto y un bizcocho voy a mover planos y pintar diodos, que sino la seño me chilla luego.

--------------------------------

[1] Anarquismo: nuevo sueño
http://www.izarbeltz.org/
[2] ¿Quién consume a quién?
[3] Ahora y siempre, AntiPGB
[4] Marmitas
[5] klinamen.org/folieatrois/
[6] http://www.elgitanolacabraylatrompeta.es/
[7] http://www.elultimokezierre.net
[8] http://www.estierkol.com
[9] ¡Cuánta puta! ¡Y yo qué viejo!

--------------------------------


Estás ahí - Producto Interior Bruto

Las jugadas de la vida han sido más sucias de lo que me esperaba, me han hecho trampa y me han ganado la partida sin darme cartas. La derrota incomprendida, fruto de una fatalidad adjudicada, me hace pensar que en este túnel no hay salida, lo imaginaba. Y no me quedan fuerzas para ir a quemar el mundo y así volver a construirlo, a nuestra manera. Y a veces pienso que vivir es el gran problema, y que yo conozco la solución. Pero tú estás ahí, cuando hace frío, tú estás ahí, y nunca me dejas solo. Y me gusta. Tú estás ahí, cuando me duele, tú estás ahí y compartimos tu risa. Y me gusta. Cuando la angustia me acorrala y, si no hay suerte, además me duele el cuerpo, o tengo hambre, o un frío que me muero, te huelo. Que yo contigo he aprendido, que entre los dos es menos feo el camino y entre las piedras algo ha crecido: es una flor. Y no me quedan fuerzas para ir a quemar el mundo y así volver a construirlo, a nuestra manera. Y a veces pienso que vivir es el gran problema, y que yo conozco la solución. Pero tú estás ahí, cuando hace frío, tú estás ahí y nunca me dejas sola. Y me gusta. Tú estás ahí, cuando me duele, tú estás ahí y compartimos tu risa. Y me gusta. Me gusta.

Punto y aparte II – Folie a trois

Falsos. Buscan mi ruina. Roban mi sueño. Mas intento que el odio no conduzca mis días, me fuerzo, trato de centrarme en lo importante: lo nuestro. Lo demás lo dejo aparte. 722, conexión a corto alcance. Cierto, socio. En la ciudad nadie conoce a nadie. Somos máscaras que se cruzan en las calles. Olvidé puñaladas, me quedé con los detalles. Hoy la historia se repite, y que nadie espere el feliz desenlace. La humildad escasea y ni tú ni yo vamos a ser los que lo paguen, sabes. Los minutos corren, el camino es duro, pero de nosotros depende el que no sea en balde. Esfuérzate. Lucha por lo que amas. Que nadie te frene. Decirte: intenta no depender de sólo una persona; es depender de todas, para que si ésta te falla, te apoyes en las otras. No es egoísmo, es autodefensa en primera persona. Es la experiencia la que me ha enseñado a reconocer mi condición de humano, a aceptar que es vital rodearse de unas personas, tanto más como desprenderse de otras. Reciban el mensaje. Si no entienden, mejor que callen. Si no respetan, mejor que marchen. Porque para estupideces de niñatos ya no queda espacio por estos lares. ¿Queda claro? Bien, punto y aparte, eh, punto y aparte.

Busco la paz y el conflicto – Folie a trois

Busco la paz en mi mente y el conflicto en la sociedad. La verdadera rebeldía no es una cuestión de edad. Para mi la clave está en el salto de las palabras a los hechos, de las frases a los actos. Queda intacto aquello que criticas, si además no lo combates. Rutinas que practicas, las condenas en debates. Que tanto asco te dan los estates y luego se te cae la baba viendo sus productos en escaparates. La economía presiona como alicates. Tu banco grita “jaque mate”. ¡Escápate! Bocazas oficiales ladran como Savater, nos quieren hacer creer que hay algo que agradecer. Ciertamente, lo mejor de esta mentira es destaparla. Sé que mi vida está en venta, pero intentaré robarla. Tuviste siempre la conciencia limpia de no usarla. Ni los porros ni la farla contaminan al que parla. Si todos ya sabemos que el poder corrompe al hombre, cuando salga un caso nuevo ¿cómo quieres que me asombre? Lo que para mi no tiene nombre es que aún no hayamos dado lumbre a lo que nos explota por costumbre, a quienes en vez de individuos sólo ven la muchedumbre, a quienes sacan oro con la ajena podredumbre. No hablo de contracumbres ni filosofías, que la autonomía se pelea día a día. A veces corazón caliente, y otras sangre fría. Tú y tu gente, yo y la mía, por el fin de esta agonía. Escuché una frase y la hice mía: muerte al estado y viva la anarquía. Actitud, es lo que más valoro, es lo que priorizo, intentar rizar el rizo y no hacerlo por el oro. Me mentalizo y exploro. He descubierto un pasadizo. Yo valoro el implicarse con cualquiera de las miles de injusticias que genera este sistema, con un planteamiento radical del tema. Radical quiere decir ir a la raíz del problema: ver las causas, los efectos, los factores, los esquemas. Cansados de pequeñas reformas que sólo cambian las formas y perpetúan las normas. Tú poco a poco te encorvas. Es el final de rodillas. Le rogarás por favor más. Reformistas y gobierno, el zapato y su horma. Seguramente ni tú ni yo cambiemos el mundo, mas toma nota: una causa no se vuelve injusta por la derrota. ¿Eres de los que se rebota porque nota que la tierra prometida huele a pota? La gente encima vota, confían en quien luego les azota y les deja la cara rota. Infinitas veces la misma piedra. Mi comprensión se agota. O igual soy yo, pero aquí alguien está como una chota. Las corbatas son nudos corredizos alrededor de tu cuello, ¿habías pensado en ello? Vivir es bello y el mundo es una mierda. Recuerda que en toda partida pagará siempre el que pierda. Derecha o izquierda, lo mismo a mi entender da. Defienden el sistema, quieren atar con su cuerda. La clase política carece de ética, dignidad raquítica, actitud patética, campaña mediática basada en la estética. Barren para casa; desvergüenza kilométrica. Libre soy: puedo elegir de qué morir, de hambre o de aburrimiento. ¿A esto le llamáis vivir? Con un ciclo vital impuesto: producir, consumir. Entrar en la rueda es automutilarse cual faquir. No sé si me explico. No pido nada, nada reinvindico. Pues hacerlo implica el reconocimiento de una autoridad con la que no me identifico. Que esta sucia realidad quiero verla hecha añicos. Un saludo para esas chicas y esos chicos que con lo que tienen a mano plantan cara en el dosmil y pico.

Quiero sentarme en las nubes – El gitano, la cabra y la trompeta

Y si me encierro en un autismo y se me esconden los sentidos es por culpa de una multitud. Pregunta a mi psiquiatra a ver si la culpable vas a ser tú. Yo hay veces que no encuentro la causa, pero sí que veo las consecuencias. Y le digo al duendecillo que me corre por adentro que me gusta que me acompañe tu ausencia. Y estoy, más loco que ayer, pero sigo siendo humano porque creo que anoche lloré. Y no, no fue por ti. Es que me siento impotente cuando veo a tanta gente que no entiende lo que quiero decir.

Quiero sentarme en las nubes, porque aquí no me divierto. Cada ley es un problema, cada problema otro cuento. Cada noche lloro un poco y cada vez lloro menos. Ya no me creo los colores que me pintásteis en tiempos.

No me preguntes dónde se fueron aquellos miedos que me hicieron comulgar. Y no me digas dónde está el cielo, si nunca has visto reflejarse las estrellas en el mar. Todo cambia de color y de postura si lo miras desde el lado natural. Todo tiene explicación según la vida. No me tienes que enseñar a caminar.

Quiero sentarme en las nubes, porque aquí no me divierto. Cada ley es un problema, cada problema otro cuento. Cada noche lloro un poco y cada vez lloro menos. Ya no me creo los colores que me pintásteis en tiempos.


Hijos de la grandísima perra – El último que zierre

Vamos a ver si entendemos de una puta vez qué es lo indecente y lo que no lo es. Cuestión sencilla de averiguar: sólo los muertos hay que contar. Mi situación es que soy joven y viril. No pienso en nada y sólo quiero formicar. En mi trabajo no es que me paguen muy bien, la vida está muy cara y no me puedo emancipar. Y si a una mala hay un descuido y los condones que llevaba se han fundido, ahora ¿qué hacemos? ¿a dónde vamos? Depende lo que hagamos estaremos condenados. Indecentes, los condones dice el Papa son indecentes. Indecente, dice el Papa que el aborto es indecente.
Dime quién es aquel que mata por amor, quien ha quemado a fuego lento por su Dios. A los que en su momento se atrevieron a pensar que el mundo era redondo y que la muerte era el final. Dime quién es aquel que mata por la paz y el bienestar del mundo libre. Miente. Pues lo que quiere es el petróleo nada más, para venderlo al superviviente.

Hijos de la grandísima perra, siempre esperando el momento para colgarnos el muerto. Hijos de la grandísima perra, ¿quién manipula la gente? ¿quién es aquí el indecente?.


Escupiré jodidos - El último que zierre

No penséis jodidos que esto ha terminado. Sé que estoy cansado pero no acabado. Y aunque no os importe, me tengo que desahogar. Mi asco de saliva, os la voy a hacer probar. Escupiré ante vuestros gestos de buena voluntad. Escupiré ante vuestras caras de gente muy formal. Escupiré ante vuestras leyes que no me dan el pan. Y, aunque reciba mil y un golpes, no me veréis llorar.

Cuídense, aún no me he caído. No lo han conseguido. Sólo estoy herido. Cuídense, aún no me he caído.
No lo han conseguido. Sólo estoy herido.

Miren las paredes, aún quedan letreros de algunos que han muerto por vivir un sueño. Y aquí no hay salida para soñadores, a menos que sueñen a la sombra de un ciprés. Sueños que quedan pa' los restos en nuestro corazón. Sueños que llenarán tu vida de una falsa ilusión. Sueños que no verán mis ojos ni en la mejor canción. Y, aunque despierte todos los días, no me veréis llorar.

Cuídense, aún no me he caído. No lo han conseguido. Sólo estoy herido. Cuídense, aún no me he caído. No lo han conseguido. Sólo estoy herido. Cuídense, aún no me he caído. No lo han conseguido. Sólo estoy herido. Cuídense, aún no me he caído. No lo han conseguido. Sólo estoy herido.


Silikona - Estierkol

Verano, vacaciones, gente que le gusta lucir bronceado. Playas: último éxito de la temporada. Verano, vacaciones, gente que le gusta lucir bronceado. Playas: último éxito de la temporada. Cuerpos danone a base de liposucciones, dietas, lucen todo su esplendor en el poderoso espectáculo del culto al cuerpo. Gordos, bajos, feos... no tienen cabida en este baúl, en este baúl, en este baúl.

Antes era en primer lugar idiomas, conocimientos y experiencia laboral. Ahora foto a cuerpo entero, menos de veinticinco años, no tener defecto visual. La carne con el tiempo se arruga y envejece. Sea guapo o feo es persona. Dicen no ser racistas. Dirán más bien perfeccionistas. Pero marginan a personas sólo por colores, razas, por su posición social, sus michelines... defectos físicos. Para colmo publicidad: televisión, revistas, vallas publicitarias. Siguen vendiendo. Con sus ojos sólo puede ver una rubia platino con una perfección que ofende a base de silicona, cirugía integral, silicona, cirugía integral, silicona, cirugía integral, silicona.

No importa que sea orgullosa, egoísta o mentirosa, mientras sea guapa y delgada todo está en orden. No importa que sea orgullosa, egoísta o mentirosa, mientras sea guapa y delgada todo está en orden. No importa, no importa, no importa, no importa, no importa, no importa, no importa...