2007/09/28

Marmitas

Parece ser que se me había traspapelado este texto en el cuaderno. Pero bueno, ya está colgado. Si pincháis en la imagen la veréis en su tamaño original. Merece la pena.

De aquí para allí, de allá para acá, tomar aire y vuelta a empezar. Así llevo un par de meses, parando más bien poco. Después de un par de semanas sin moverme en exceso, geográficamente hablando, caí ayer en Castro. Parece ser que les gustó la idea de “Paellas” y desde hace un tiempo organizan un concurso de marmita (marmitako) el día 15 de Agosto. Así pues, invitado por un amigo, cogí prontito el autobús que me llevaría a dos días de fiesta y serviría de resorte para quitar una espinita clavada.

Treinta y seis horas después, con las justas dedicadas al sueño, la congoja es protagonista en mi garganta y la deshazón en el cuerpo entero. Las expectativas no son buenas compañeras de viaje. Unidas a la ilusión pueden magnificar en exceso el valor real de una situación. Las horas parecen haberse vuelto locas y los mejores ratos de entretenimiento han resultado ser aquellos que se planificaban como de indiferencia. A modo de largas conversaciones han discurrido ambas tardes, antes y después de la “fiesta”.


Las horas de desfogue, consumo indiscriminado de drogas y olvido de la vergüenza han terminado siendo, por contrario, una mierda. La creciente selección de ambientes en la que llevo fijñandome estos últimos meses parece haber encontrado su tope en este pueblo donde un solo bar de los que pude visitar puede calificarse de majo. A falta de mesas y con una media de edad que me hizo sentir viejo por momentos, el único con canciones conocidas. El resto eran garitos con música de baile imposible de bailar y peor aún de oír.

Reencuentro ciertamente desastroso para unos días de parecido estado anímico. Optemos por tanto po seguir con los recuerdos de tiempos ya pasados y guardar de esta fugaz visita únicamente las palabras atendidas. El año que viene veremos, si el señor ese con pelo largo y barba quiere, cómo superamos la situación.

La espina, al menos, ya está casi fuera.

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