2007/06/28

Perdón

Hoy me apetece pedirte perdón, I feel like doing it. Quiero aprovechar la perdurabilidad de las palabras y el momento tontorrón que me ha dado para hacerlo, y evitar así arrepentirme cuando la ocasión haya volado. Es un tópico, lo sé, pero no dejo de ver problemas engordar por no haberlo hecho en el momento adecuado, y quiero hacerlo antes de que por ironías de la vida, no estés, antes de que te hayas ido para no volver.

Quiero pedirte perdón por no haberte hecho caso, por estar absorto en mis cosas, demasiado en ciertas ocasiones. Por hacerte pensar que no eres importante, que eres lo último, que por mucho que me des y aprecies yo no te correspondo. Por verte esforzándote a más no poder y ser incapaz de decirte algo. Por no contarte nada de lo que hago, de lo que siento, de lo que padezco, de lo que pienso. Por verte sufrir y no reunir fuerzas para abrazarte. Por ser violento, brusco, maleducado. Por no prestarte atención. Por hacer mi vida, ignorando prácticamente la tuya. Por no derribar el bastión ególatra y mandar a tomar por culo logros personales para ganar la batalla de los detalles. Quiero pedirte perdón.


Quiero pedirte perdón porque, al fin y al cabo, me diste la vida y llevas toda la tuya sacrificada por sacarla adelante. Porque quizá sea hora de abrir los ojos, dejar el cuarto y pasar al contiguo.

Espero no tener que recurrir a este texto en mucho tiempo, y ser capaz, llegado el momento, de encontrarme tranquilo, sin remordimientos. Situación ideal, de ensueño, utópica, irreal. Pero me tranquiliza, me impulsa a luchar por la posibilidad de llegar a ella…

2007/06/27

Inflexio puntuak

Bizitzan zehar ditugun inflexio puntuek markatzen gaituzte. Gertakariek, egoerek, batzuek besteek baino gehiago, aztarnak uzten dituzte gure garunean, baina, batez ere, bihotzean. Bai onerako zein txarrerako izan, eta nahiz eta kontra egiten saiatu, oroimenera atxikitakoa alde batera botatzea zaila egiten zaigu, ezinezkoa askotan. Burura datozkigu behin eta berriro irudiak, esaldiak, keinuak…

Denborarekin, momenturo buruhauste izandakoak garrantzia galtzen du, flashback-en frekuentziak behera egiten du. Gertaturikoa atsegina izan ez bazen, limiteak ezarri genituen orduan, errepikatuko zen beldur, eta ahal genuen neurrian ekiditeko. Denborarekin, limiteok desagertuz doaz, onargarriak iruditzen zaizkigun jarreren eremua zeharo zabaltzen da, modu esponentzialean ia. Gogoek bultzatua, beharrizan bihurtzen dugu lehen axolagabetasunez ikusitakoa.



Orduan, konfiantzak egoera deskribatzen duen momentuan, aurrezarritako, lan handiz aurrezarritako eskemetatik kanpoko edozein gertakarik bueltan ekartzen du aipaturiko puntua, barnean gorderikoa azalarazten du. Horregatik zen inflexioa, azken finean.

Berdin dio zuzeneko erlazioa duen, edo giza garun ulertezinak eraikitako zentzurik gabeko lotura. Baina hor dago, bere ustez aspergarria den bizitzari irri egiteko prest edo.

2007/06/26

Parlamento Joven

Mis días como activista antisistema han topado su fin. Tras largos años de charlas, conferencias, jornadas y mesas redondas. Después de haber luchado en los más crudos frentes callejeros y haber removido cielo y tierra para dar a conocer mi ideal, cuelgo la chaqueta, entierro el hacha de guerra. He caído en el juego, he caído en su juego, he sido derrotado. No he podido ver la trampa y he acudido durante dos días a Madrid para tomar parte en una jornada que, como acto conmemorativo del 30º aniversario de las primeras elecciones democráticas, se ha dado allí.

Acudimos, bajo el nombre en clave de “Parlamento Joven”, poco más de 250 estudiantes de Bachillerato de las diecisiete comunidades autónomas. Allí nos juntamos en diferentes comisiones y subgrupos para tratar más de veinte temas de actualidad. La dinámica, sencilla: debatir por la mañana los asignados y exponer los resultados en el pleno celebrado a la tarde. La práctica: tiempo ajustadísimo para discutir y pocas ganas de dar caña por parte de los asistentes. Resultado: bonito, pero no va a servir ni para rellenar el calendario.

Como el evento en sí no ha gozado de ninguna publicidad relevante en los medios de comunicación y la lectura completa de la trascripción puede dormir a más de unx, creo que lo más sensato será poner aquí las impresiones que me llevé.

- Quiero que el gobierno se estire así más a menudo, se comía bien en el hotel.
- No habría estado de más un consenso en lo referente a la vestimenta.
- Se veía que unxs cuantxs tenían muy bien preparado el papel que debían jugar, lo que, en mi opinión, le resta bastante gracia a la jugada.
- Otrxs, por el contrario, intervinieron en diferentes temas siendo ignorantes absolutamente de nociones básicas sobre ellos.

Y ahora, dejando las chorradas al margen y en vista de que el texto ya ocupa suficiente, las conclusiones reales:

- Aunque se olvidaron de nosotros en unas cuantas ocasiones (a la hora de mencionar deportes tradicionales y lenguas cooficiales), en las conversaciones con el resto en ningún momento me dirigieron un comentario despectivo por el hecho de ir desde Bilbo y haber estudiado en una Ikastola. Es más, obviaron totalmente las acusaciones de “nidos de etarras” y unos cuantos se mostraron muy interesados en la lengua. Iba predispuesto a tener que oír cosas no excesivamente halagadoras y, la verdad, me agradó el rato, mucho.
- Fue crítica unánime por parte de todos los asistentes el insoportable bipartidismo que reina ahora mismo. Tanto el PSOE como el PP recibieron lindas joyas de un importante número de ponentes y oradores, con especial hincapié en que ellxs, lxs que cumplen el papel de cabezas visibles, deben dar ejemplo al resto de la ciudadanía, y que una continua crítica destructiva entre ellos no es el correcto.
- La educación se volvió eje durante buen rato, bajo la reivindicación de un sistema más regular, que no cambie con cada legislación. Recibió críticas también el denominado Plan de Boloña.
- Dura crítica a los políticos y medios de comunicación, acusándolos de perpetuar como noticia temas concretos, léase el conflicto vasco y el estatut catalá, dejando a un lado otros muchos más importante para nosotros en el día a día, como la educación ya mencionada, el acceso a una vivienda digna, los malos tratos…
- Nosotros, en cuarenta minutos escasos, sin conocernos de nada y con ideologías muy posiblemente contrapuestas, conseguimos ponernos de acuerdo para llegar a ciertas conclusiones. Ellos, los políticos, que se ven todos los días y se conocen ya, podrían hacer un pequeño esfuerzo y avanzar, aunque sea un poquito, hacia el consenso.

En resumen, fue un paripé muy bonito que no va a influenciar en absoluto el rumbo que lleva la política, pese a que el presidente del senado nos repitiera que sí, que se tendrá muy en cuenta. Pero, como eso es algo que llevaba asumido, me quedo con lo bien que me alimenté, las pequeñas charlitas que mantuve con los compañeros y el haber despejado la mente durante un par de días.

Si alguien quiere leer las transcripciones completas (en castellano, las versiones originales no las tengo), ya sabe donde encontrarme, creo.

QEVPM

Desde hace dos semanas no tengo ninguna opresión social o moral que me impida dejar los apuntes acumulando polvo. Tranquilos, impasibles, incapaces de lanzarme una mala mirada. Pacientes, esperando a que a mí realmente me apetezca cogerlos para echarles un vistazo. Atrás quedaron ya los gestos amenazantes, los intentos por no cruzar las vías, en un afán por evitar así recordar obligaciones.

Pese a que me niego a pensar, por mucho que me lo hayan dicho, porque lo han hecho, que no he hecho nada durante todo este último año, no he parado quieto, he tenido una sombra constante susurrándome al oído y recordándome los ejercicios pendientes, la teoría por repasar, los textos por leer.

El ocho de junio firmé mi último examen como estudiante de bachillerato, firmé mi último juicio, mi última intervención en la selectividad. Después de tres días, duros días, de sol, campas y más sol.

Poco después, apenas seis días, sabía ya que había aprobado, con una nota elevadísima, en comparación con mis expectativas, y más que suficiente para estudiar un gran abanico de titulaciones, entre las que se encuentra, por suerte, la que quiero.

Así pues, ahora puedo escribir tranquilamente allí donde me dé la gana, parafraseando a Arturo Pérez Reverte en el texto que nos tocó analizar ("Reciclaje, ayuntamientos y ratas de basurero"), con grandes mayúsculas, cinco simples letras: QEVPM. Es decir, Que Estudie Vuestra Puta Madre.

Se acabó, por fin se acabó. Ahora es cuando empieza lo jodido de verdad. Pero antes quedan dos mesecitos de hacer lo que me dé la real gana. De no parar quieto, de volar de un lado a otro, de hablar, de hablar, de hablar, de tumbarme, de pasarme horas tumbado y hablando, de pasarme días tumbado, hablando y volando, de volar días tumbado, de tumbar días volando…

Hago balance de estos últimos años y no puedo evitar pensar en “cuánto tiempo perdido allí, cuántos días que no pude ser feliz”. Recuerdo días de “lluvia tras los cristales de esta oscura habitación” [1] y a mí cagándome en todo. Absorto en mis pensamientos, ajeno a cuanto sucediera en clase, maldiciendo para mis adentros, y escribiéndolo en trozos reutilizados de papel. Consumiendo las horas, horas condenadas a perder.

Pero, ¿por quién? Cada vez me resulta más difícil responder a esa pregunta. Los profesores no se han esforzado insistentemente en hacerme un lavado de cerebro integral, simplemente me han preparado para las hostias que más adelante me darán. Me han transmitido que mejor a mayores notas. No considero que por inutilizar mi capacidad lógica; simplemente porque es lo que mañana me servirá. Su posición es un tablón más en la escala del divertido sistema educativo.

El sistema, eterno concepto. Tema de inagotables discusiones y modificaciones, para conseguir únicamente un descenso prácticamente imparable en el nivel de cultura. Resulta excesivamente sencillo culparlo de todo y olvidar temas como la motivación, la actitud, el interés. Temas dependientes también de la propia persona, de la forma de ser, de la fuerza de voluntad. Me resulta difícil reducirlo todo a que el sistema está mal planteado, exculpándome así de toda responsabilidad. Me resulta difícil resumirlo, porque, visto lo visto, soy incapaz de visualizar una alternativa factible. ¡Putas revoluciones sociales! ¡Putas utopías!

Prefiero quedarme ahora con que “es mejor cuidarse que la vida está bonita, como aulas abandonadas con toda su prisa, […] dejé el tintero lleno y pupitres vacíos, [...] la pluma gastada, profesores boquiabiertos” [2]. Prefiero quedarme con que entre chapa y chapa, he aprendido algo y, sobre todo, he crecido, física y psicológicamente. Y en eso, mal que me pese, la figura del profesor juega un papel difícilmente sustituible. Prefiero quedarme con que, a pesar de todo lo que me he aburrido allí y de los cabreos que he agarrado, sabiendo que los malos momentos tienden a hacer más mella en mí que los agradables, me cuesta irme, allí está un pedazo de mí. Recuerdo muchos momentos desagradables, pero me siento a gusto, ha sido y es mi Ikastola.

Sin duda volveré a preocuparme por los “balbuceos de pozos mineros”, de las “advertencias para no acabar como ellos”. Pero será dentro de unas cuantas semanitas. Mientras tanto me quedo con la esperanza de que “quizá otra cosa se me dé mejor, menos absurdo que memorizarlo todo.” [2]

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[1] Días gilipollas – Típico pero cierto

Cuánto tiempo perdido allí, cuántos días que no pude ser feliz. Nunca os perdonaré el tiempo que me hicisteis perder. En mi corta vida, jodisteis mi juventud. Lluvia tras los cristales de esta oscura habitación, y odio entre paredes, que salía de mi interior. Me cago en vosotrxs, bastardxs de la educación. Hablabais sin cuestionaros, cuál era nuestra opinión. Me voy pa’l baño a fumar un cigarrillo, te dejo algo en el rollo de papel. De este modo consumíamos las horas. Días muertos condenados a perder. Días gilipollas que te comen la cabeza. Días gilipollas que no sirven para nada. Días gilipollas manipuladx en una escuela. Ahora entiendo todo. Sé lo que queréis hacer. Manipuláis mentes inocentes que aún están por crecer. Pero a mí no me conseguisteis convencer y sigo mi camino, y nunca me vais a someter. Me voy pa’l baño a fumar un cigarrillo, te dejo algo en el rollo de papel. De este modo consumíamos las horas. Días muertos condenados a perder. Días gilipollas que te comen la cabeza. Días gilipollas que no sirven para nada. Días gilipollas manipuladx en una escuela. Días gilipollas, no sirvieron para nada, obligadx a tragar, ser parte de la manada. Miles de niñas y niños en jaulas de incomprensión dejan las puertas abiertas. ¡Que vuele su imaginación!

[2] Caché de rumbo – Librados del Malamen

Es mejor cuidarse que la vida está bonita, como tímidas notas de amor sin su sonrisa. Juez en la arrogancia de los más avispadillos con trabajos o sin XXX de madres ilusas. No, novillos no, novillos no. Es mejor cuidarse que la vida está bonita, como aulas abandonadas con toda su prisa. No vale la pena entre recreos apurados y escondites donde asomas con cuidado la cabeza. La primera ley es que nunca estudié, la cuarta de una que no salió bien. La primera ley es que nunca estudié, la cuarta de una que no salió bien. Es mejor cuidarse que la vida está bonita, dejé el tintero lleno y pupitres vacíos. La pluma gastada, profesores boquiabiertos, la mirada de princesas de cuarto de ESO. Es mejor cuidarse que la vida está bonita, aúllan balbuceos de pozos mineros. De advertencias para no acabar como ellos. Memoriza la salida para saber por dónde has ido. La primera ley es que nunca estudié, la cuarta de una que no salió bien. La primera ley es que nunca estudié, la cuarta de una que no salió bien. Quizá otra cosa se me dé mejor, menos absurdo que memorizarlo todo, que no es motivo de motivación. Quizá otra cosa se me dé mejor, menos absurdo que memorizarlo todo, que no es motivo de motivación. Es mejor cuidarse que la vida está bonita, te veo en el timón, en el caché de rumbo.

2007/06/03

Churruca

Estoy sentado en el muelle de Churruca, en uno de tantos bancos blancos que hay por aquí. A mi izquierda “Juan Salvador Gaviota”, en papel. No consigo divisarlo en el aire. Estará en alta mar, huyendo, practicando, aprendiendo. Un poco más lejos veo la antena del Serantes, hoy no llueve. Lorenzo, jugando al escondite con las nubes, abrasándome la nuca. El viento, la brisa, contrarresta la temperatura. Girándome ligeramente, cubren mi vista los hierros que formas el puente colgante, patrimonio de la humanidad. Enfrente, el puerto donde, hace ya cuatro o cinco años, partiera el “Orgullo de Bilbao” por última vez conmigo en él. También anda por ahí el depósito franco. Allí estuve, descargando cajas de congelados, un par de días el año pasado. Justo antes de acudir como ayudante a Portugalete, a cambiar el ventanal de una habitación. A mi derecha, la playa de Las Arenas, dando paso a los palacetes de Neguri. Quien sabe si todavía seguirá en pie la casa donde se entretenían a tiros los protagonistas de “El Pico”. Sigo recorriendo con la vista y encuentro el puerto deportivo, con sus incesantes obras por robar espacio al mar para amarrar los yatecitos, veleros y demás embarcaciones de recreo. Contigua es la playa de Ereaga. Termina ésta en el Puerto Viejo de Algorta. Viejo por poco tiempo, ya que no tardará mucho en llevarse a cabo el proyecto que convertirá su explanada en un hotel. Habrá que robar más metros al mar y joder para ello todo su encanto. Pero es por una buena causa: la historia no da de comer a corto plazo, los turistas adinerados sí. A lo lejos, La Galea, testigo de batallas, amores, desamores, soledad, suicidios, intentos, risas, fiestas, relajación… Casi virgen por el momento, aunque por poco también. La economía manda.

Ha llovido desde la primera vez que viniera aquí, durante el día en que nacieron las frikifestas. Cuando éstas aún eran caseras y pasábamos horas hablando. Antes de que las noches de fiesta y la evolución en las relaciones las prostituyeran. Sin duda había estado antes, pero no lo recuerdo, mi memoria no alcanza a tanto.

Hace escasos minutos han golpeado mis oídos las campanas de Las Mercedes, metafóricamente, se sobreentiende, y han atraído a mi cabeza la estampa que he visto a la mañana. Después de una semana con pocas horas dedicadas al sueño, ayer no hice nada considerable productivo de acuerdo con los cánones. Pasé la tarde leyendo blogs, flogs, foros y artículos varios junto con una amiga. Fuimos después unxs cuantxs a Mármara, el oasis, podríamos decir ya. A última hora, se nos juntó mi prima, a la que acompañé a casa antes de caer rendido en la cama. En ella he permanecido inmóvil hasta bien pasado el mediodía. Tras lo cual, por culpa de un ataque de conciencia, sí, sin “s”, he levantado el saco de huesos, me he acicalado y lo he alimentado ligeramente. Estando en ello, he contemplado las imágenes emitidas por el Teleberri, en relación a los jóvenes que estos días se enfrentan a la selectividad. Me ha golpeado el sentimiento de culpa, pese a que las imágenes distaban bastante de mostrar gente de mi edad, y he tirado por la vía más rápida: he apagado la tele.

De camino a mi cuarto, me he desviado al contiguo y he observado, enmarcado, el montaje recordatorio de mi aitite. No consigo acordarme ahora mismo de si fui yo el que lo hizo entero. Recuerdo que mi tío me pidió ayuda para hacerlo, pero no eran las circunstancias más idóneas, e intenté hacerlo lo más rápido posible. He leído el texto y me ha venido a la memoria aquel señor que me enseño y regaló el primer ordenador. Tengo grabado en la retina cómo nos dejaba pintar con el “paint” y lo orgullosos que mostrábamos los dibujos una vez impresos. Su sentido del humor, Martínez, y paciencia infinita. Lúcido, muy lúcido. Incluso en los últimos años, en que el tiempo coartaba sus capacidades físicas. Atento a los detalles, nunca dejaba a nadie huir sin antes haberle dado el debido beso. Incapaz de quejarse: recuerdo la vez en que, tras haberse caído en el pasillo, el médico le preguntó:

- ¿Le duele?
- No.
- Pero, ¿cómo no le va a doler? ¡Si tiene una costilla rota!
- Bueno, pues un poquito.

No sabría decir exactamente el día en que se fue a dormir y no despertó, el día en que su cuerpo se negó a continuar la marcha. Como buen proyecto de ingeniero, por el momento, lo mío son las aproximaciones. Pero dos años han pasado ya, dos y medio, puesto que la cercanía del día de reyes no se me olvidará fácilmente. Recapacitando, o algo, siento que, por macabra que resulte la afirmación, yo también quisiera morir así. Antes de que las inquietudes de mi nieto pudieran separarme de él, de ver cómo parte de mi familia se desmorona sin remedio. En mi cama, dormido.

Ahora la marea sube, y me lleva a rastras con ella. Mi aitite, idealizado quizá, no me importa, en la cabeza, y a Pepito en el hombro con la ley de gravitación universal de Newton.

2007/06/01

De barricada en barricada

Tengo que admitirlo, soy un poco maniático, un pelín. Me gusta tener las cosas cuadriculadas, clasificadas, la mente ordenada. Dejando hueco a la improvisación, sí, pero dentro de unos límites, siempre marcados y controlados. Me gusta saber qué voy hacer a lo largo del día en ciertas horas establecidas, el fin de semana y el mes que sigue, incluso adelantarme algún que otro mes más si se tercia.

Pero estos últimos hay un tema que me trae ligeramente de cabeza, como algunx habrá notado: la política. Por más que lo intento no logro clasificarme en ninguna ideología concreta. Mi ignorancia me lo impide. Y el poco respiro que me deja no me sirve en exceso. En el fondo creo que me gusta, me atrae el hecho de sentirme obligado a leer cada vez más para poder alcanzar alguna conclusión lógica, ¿lógica?, o algo. Podría decir incluso que hasta me pone. Aunque quizá sería pasarme de gráfico. Excesivamente exagerado seguramente.

El caso es que salto de barricada en barricada con una facilidad pasmosa [1]. La conveniencia me hace salir de casa con camiseta roja un día; pasar a la verde el siguiente; de ésta a la negra e incluso a la azul. Bueno, ésta última no mucho, la verdad. Luciendo la mayoría de los días un bonito jersey multicolor.

Esto me produce cierta incomodidad y transmite un sentimiento realmente desconcertante. Me vuelve extranjero en mi propia casa. Quizá sea ésta la definición predestinada a adornar el frontal de mi vestimenta: el símbolo de quien es y no es, de quien, sin ser, lo es en función de las circunstancias. Diría también que debería ser el de aquel que, siéndolo, no es, marcado por la situación. Pero lleva implícito el hecho de ser, cosa que no se da en mi caso.

Tiene que haber alguna página por ahí donde rellenar un formulario con determinadas preguntas claves y que ella misma te facilite una bonita corriente en la que sentirte identificado. Algo parecido al test de creativecommons.org. Sería sin duda un éxito de visitas, ahorraría muchos quebraderos de cabeza. Pero reduciría considerablemente el entretenimiento y extinguiría gran parte de las excusas en las que centrar la atención con tal de no hacer las labores obligadas.

Por el momento sólo he encontrado esto. Es un paso, creo.

Edición: gracias a Estanis, he encontrado algo parecido:

http://www.revistaperfiles.com/pages/haz-nuestro.php

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[1] Ni obrerx ni patrón - Producto Interior Bruto

Mira qué fácil es todo, cuando está bien explicado, me han dicho que el mundo es la lucha entre los buenos y los malos. Que está la clase explotada y enfrente la explotadora y la lucha entre los dos bandos es el único motor de la historia. Cualquiera que sea un currante, por el mero hecho de serlo, está de nuestro lado y merece nuestro respeto. Por contra están los ricos, que son siempre los culpables de todo lo malo que ocurra y de todo lo malo que pase. Y yo pienso que esta forma de no pensar es una mierda que impide ver los problemas tal como son, la realidad tal como es. Simplificarlo todo así, sólo nos puede conducir a darnos contra una pared y creernos que eso es resistir.

Ya no me trago ese cuento de la lucha de clases, no escucho a quien me habla con consignas en vez de frases. Más de una vez me habéis dicho que debemos estar unidos, en la misma barricada y contra el mismo enemigo. Y yo siempre me pregunto ¿cómo es esa barricada? es que ¿acaso sólo hay una? y ¿cómo será de larga? Que somos tan distintos que unirnos no tiene sentido, que cada uno encuentre su sitio y que siga su camino. Y yo digo que la causa de este mal es algo muy antiguo ya, es anterior al capital: el ejercicio de autoridad. Así que un mundo obrero no es la solución a nada real. Currantes me han hecho sufrir, currantes me han hecho llorar. La libertad no es gestionar las fábricas de la ciudad. Menuda mierda es exigir la igualdad para consumir. Que yo no quiero figurar en un ejército virtual. Acabemos con ese error, ni obrerx ni patrón, ni obrerx ni patrón, ni obrerx ni patrón, ni obrerx ni patrón, ¡ni obrerx ni patrón!