2007/12/24

Alicia, la dulde Alicia

Llevaba tiempo acumulando ganas para ver de nuevo la película de Disney “Alicia en el país de las maravillas”. Es un filme que nunca he podido soportar; siempre me ha puesto nervioso por su excentricidad, pero, a pesar de todo, me ha atraído incomprensiblemente. En una peculiar biblioteca, echando un ojo a los kilos de papel en polvo acumulados, apareció como por arte de magia un ejemplar con portada a todo color el título “Alicia en el País de las Maravillas --- A través del espejo”. Debajo: Lewis Carroll. Se trata de una edición nueva, de 1999, con los das partes, que son una para lxs que sólo habíamos visto la película, y notas aclaratorias de ciertos chistes de vocabulario, lógicamente, imposibles de entender en castellano. Ejemplo del nonsense, del humor absurdo, abstracto, raro, me ha encantado. Juegos de palabras tan hábiles como malos, a juzgar por lo que opina la gente con que suelo andar.


Junto a éste, encontré “Muerte accidental de un anarquista” de Dario Fo. Se trata de una obra de teatro sobre unos “curiosos” acontecimientos sucedidos en Milán, hace unos ocho lustros. Ya lo he mencionado antes, si mal no recuerdo. Se trata de un trabajo que también me traía por el camino de la amargura. Contado en clave de humor, tan crítico como inverosímil, me ha resultado en cierta manera parecido al anterior. Llamo lo absurdo a la puerta, pero no llega solo.

Dado que la obra de Dario Fo es realmente corta, y por el tipo de texto que se trata, no encontré ningún fragmento que mereciera la pena ser reproducido de manera aislada. Haberlos, los había, muchos, pero aprecio mis dedos aún. Alicia, sin embargo, si me dejó alguna frase clavada:

Pág. 66

“- ¿Querría decirme, por favor, qué camino debo tomar para salir de aquí?
- Eso depende del lugar adonde quieras ir – dijo el Gato.
- Me da lo mismo el lugar… - dijo Alicia.
- Entonces no importa qué camino tomes – dijo el Gato.
- …mientras llegue a
algún lado – agregó Alicia a modo de explicación.
- Oh, puedes estar segura de llegar a algún lado – dijo el Gato -, si sólo caminas lo suficiente.”

Pág. 71

“- A ver: ¿En qué se parece un cuervo a un escritorio?
'¡Vaya, tendremos un poco de diversión ahora!', pensó Alicia, y agregó en voz alta:
- Me alegra que comiencen a proponer adivinanzas. Creo que puedo adivinar eso.
- ¿Quieres decir que piensas que puedes descubrir la solución? – dijo la Liebre de Marzo.
- Exacto – dijo Alicia.
- Entonces, deberías decir lo que quieres decir – continuó la Liebre de Marzo.
- Es lo que hago – replicó Alicia precipitadamente -. Por lo menos… Por lo menos quiero decir lo que digo… Es la misma cosa, naturalmente.
- ¡En absoluto la misma cosa! – dijo el Sombrerero -. Del mismo modo podrías decir que 'veo lo que como' es igual a 'como lo que veo'.
- Del mismo modo podrías decir – agregó la Liebre de Marzo – que 'me gusta lo que tengo' es igual a 'tengo lo que me gusta'.
- Del mismo modo podrías decir – se sumó el Lirón, que parecía hablar en sueños – que 'respiro mientras duermo' es igual a 'duermo mientras respiro'.”

Pág.92

“'Nunca imagines que eres distinta de lo que puedas parecer a los demás, que lo que tú fuiste o puedas haber sido, no fue otra cosa que lo que tú hayas estado pudiendo parecer a los demás.'”

Págs. 202-203

“- No la tendrías aun si la quisieras – dijo la Reina -. La ley es: mermelada mañana, y mermelada ayer…, pero nunca mermelada
hoy.
- Eso
debe conducir alguna vez a 'mermelada hoy' - objetó Alicia.
- No, no puede – dijo la Reina -. Hay mermelada cada otro
día: hoy no es ningún otro día, como sabes.
- No la entiendo – dijo Alicia -. ¡Es terriblemente confuso!
- Esa es la consecuencia de vivir hacia atrás – dijo la reina con amabilidad -: al principio siempre te sientes un poco aturdida…
- iVivir hacia atrás! – repitió Alicia asombrada -. ¡Nunca oí cosa semejante!
- …pero tiene una gran ventaja, que la memoria trabaja en ambos sentidos.
- Estoy segura de que la mío sólo trabaja en uno – observó Alicia -. No puedo recordar las cosas antes de que sucedan.
- Es una pobre memoria la que sólo trabaja en el pasado – afirmó la Reina.
- ¿Qué clase de cosas recuerda mejor usted? – se atrevió a preguntar Alicia.
- ¡Oh, las cosas que sucedieron la semana próxima! – replicó con displicencia la Reina -. Por ejemplo – continuó, mientras se aplicaba un gran vendaje en el dedo -, ahí tienes al Mensajero del Rey. Ahora está en prisión, condenado, y el proceso no empezará hasta el miércoles próximo. Naturalmente el crimen viene al final.”

Pág. 276

Un bote, bajo un cielo radiante del sol
avanza perezosamente
en una tarde de julio…

Tres niñas que se acurrucan,
con mirada ansiosa y oído deseoso,
quieren escuchar una simple historia…

Mucho palideció ese cielo radiante;
los ecos se desvanecen y la memoria muere:
las heladas de otoño asesinaron a julio.

Sin embargo, aún me ronda, como un fantasma,
Alicia moviéndose bajo cielos
nunca contemplados por ojos en vigilia.

Otros niños, para escuchar la historia,
con mirada ansiosa y oído deseoso,
amorosamente se acurrucan.

Están en un País de las Maravillas,
soñando mientras los días pasan,
soñando mientras los veranos mueren.

Siempre boyando corriente abajo…
demorándose en el fulgor dorado…
¿Qué es la vida, sino un sueño?


Este último fragmento me trae irremediablemente a la cabeza el siguiente texto de Eduardo Galeano, que pude disfrutar tanto en su libro “Patas arriba, la escuela del mundo al revés”, como en la mejor obra de teatro que he visto nunca, donde actuaba, cómo no, mi hermano, también bajo el mismo nombre:

“Hace ciento treinta años, después de visitar el país de las maravillas, Alicia se metió en un espejo para descubrir el mundo al revés. Si Alicia renaciera en nuestros días, no necesitaría atravesar ningún espejo: le bastaría con asomarse a la ventana.

Al fin del milenio, el mundo al revés está a la vista: es el mundo tal cual es, con la izquierda a la derecha, el ombligo en la espalda y la cabeza en los pies.”

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