2007/12/24

Pijama

Estética. Erotismo. Erotismo estético. Estética erótica. Hacoa tiempo que no recapacitaba sobre estos “valores”. Más que no recpacitar, tiempo que no plasmaba mis conclusiones. Y es que, últimamente mis transportes se han centrado más en la lectura, en la extracción de pequeñas espinas clavadas. Lo cual no significa que haya cesado la perturbación, pues ya se sabe que la cabra siempre tira pa'l monte.

Hace unos cuantos días ya, no sé si podría decir semanas, aunque poco importa, la verdad, volvieron a asaltarme las prendas. Y al acecho han permanecido hasta que, al fin, el tiempo, la pluma y mi cabeza se han sincronizado para dar como fruto estas líneas que ahora transcribo. Con la llegada de la Navidad parecer ser que las hormonas se han alterado, ¡quién sabe!, puede que la reciente visita a un curioso local fuera el detonante. El caso es que pantalones vaqueros, de pana, elásticos, de deporte, mallas, faldas, minifaldas, cinturones anchos... se han unido con camisetas, camisas, chaquetas, jerseys, cuellos vueltos, tops, licras, escotazos y demás tipos de prendas concebidas para “cubrir” y “calentar”, “proteger” nuestros cuerpos, se han combinado de inimaginables formas con mi gusto como único fin.


Tras largos viajes vistiendo a mi canon con todas las prendas habidas y por haber, me he dado cuenta de que, si bien muchas de ellas me atraen, el premio gordo se han llevado las más “cutres”, por así decirlo. Ni taconazos, ni preciosos vestidos, el boleto lo tenía el discreto pijama. Tan democrático como informal, tan variado como singular. Ninguna prenda a golpe de talonario puede competir en erotismo con una camiseta a medio muslo y lo que la imaginación es capaz de hacer. O, poniéndonos un poco más serios, con la sueva y moldeable tela de unos pantalones pirata de cintura elástica. El estampado, me es igual, ya pueden ser flores, ositos o carecer de ellxs. Supongo que la razón por la que el morbo llame a mi puerta de tal forma tendrá como trasfondo alguna curiosidad en lo más profundo de mis psique. Pero ahora no tengo tiempo para ponerme a analizarlo detenidamente. Quizá alguna ociosa psicóloga sabría darme una respuesta más acertada.

El caso es que me gusta lo dejado, simple, insignificante, pero al mismo tiempo cuidado, detallista, y bien llebado. La ropa llana, común, esa que no te agarra de los ojos, pero que bien combinada es cabeza de carrera en cualquier disputa.

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