Hace tiempo surgió un concepto tan desconocido como extendido y utilizado hoy en día. Versaba sobre el gran salto en que se vio inmersa la red con el cambio de interacción por parte de lxs usuarixs. La información unidireccional, el sistema a través del cual los datos llegaban únicamente del creador de un espacio a lxs visitantxs, se vio revolucionada por todos los mecanismos sociales que se crearon. Surgieron de repente nuevas alternativas de fácil manejo para que cualquiera con un rato libre pudiera tener su pequeño hueco en el vasto océano. Ahora todxs participábamos de la web, todxs podíamos tanto subir como bajar archivos, las opiniones no estaban delimitadas a aquellas bocas con conocimientos avanzados. Gestores de contenidos los llamaron, y aquí se incluyen las atractivos sistemas de foros, así como todo tipo de bitácoras y las conocidas páginas de vídeos, música e imágenes. El abanico es realmente amplio para que tanto lxs más torpes como quienes conocen exhaustivamente los procesos puedan hacer uso de ellos. Nació la red social.
Con el tiempo, las alternativas a nuestro servicio para llevar a cado todas las acciones mencionadas son practicamente innumerables. Las hay de todos los colores, tipos y precios. Y tampoco se libran de las modas. Ni de estas, ni de el interés de las empresas por que el número de usuarios que computa su base de datos sea mayor cada día. Sin entrar a valorar con qué fin se crean y utilizan ciertas “bitácoras”, sin criticar el hecho de crear un sitio donde vanagloriarte de tus fiestas y tu dudoso atractivo físico que te acompaña aderezado con un toque de inmadurez, sin juzgar el hecho de publicar entradas única y exclusivamente por figurar, quisiera de alguna manera llamar la atención sobre la prostitución que está padeciendo.
Que para ser persona tienes que tener un blog, es mentira. Que un flog te da más caché, no tiene veracidad alguna. Por lo tanto, abrir un espacio por el simple hecho de que el resto lo hace no deja de ser absurdo. La apertura de una página requiere de cierta constancia, aunque nosotrxs determinemos el periodo que la caracteriza, y, sobre todo, ganas de llevar a cabo actualizaciones. No debe ser una obligación, es nuestro ocio, debería ser para disfrutar.
Del mismo modo, crearla y actualizarla con mayor o menor asiduidad pero no permitir comentario o réplica alguna supone una estrepitosa carcajada a la proveniencia de aquello que estamos utilizando. Estamos aprovechándonos de un sistema para la interacción, limitándolo a un lugar donde alimentar nuestro ego. Un espacio así, creo, debe estar abierto a la opinión de quien quiera, siempre y cuando guarde un mínimo de respeto. Si el sistema que utilizamos no nos lo permite, hay muchos otros iguales o muy parecidos, como ya he comentado.
De otra forma, sólo conseguimos encontrar mierda a raudales cada vez que navegamos en busca de un blog interesante al que echar un vistazo. Y, la verdad es que desmoraliza más que un vistazo a los apuntes de cálculo...
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