2007/08/17

Obras

Hace un par de días, hablando sobre música, surgió el comentario “tú no tienes ni idea de música”, en respuesta a una afirmación que expresaba la escasa calidad de cierto grupo. Yo me pregunto ¿quién dicta cuándo un grupo es bueno? Abriendo un poco más el abanico, ¡quién dicta que una obra (musical, literaria, plástica...) es buena? Está bien, hay unos cánones comprensibles por las autoridades en la materia que marcan, teóricamente, las pautas a seguir. Pero, más allá de ellos, o sin poder alcanzarlos ¿qué pasa? Éste es el caso de alguien cuya capacidad rítmica y la nada no levantan un palmo del suelo. Del mismo que de literatura sabe lo justo, ya que no ha leído ni muchas ni grandes obras en su vida. La misma persona que carece de conocimientos sobre pintura, trazos, materiales y técnicas.

Me guío por la sensaciones que me produce el paisaje que contemplo en la fotografía, los recuerdos que me trae la letra de una canción. Si, tras presentárseme, marca mi memoria y recuerdo lo leído, visto, oído días o incluso meses después, entonces ésa habrá sido una buena obra.

Si, por el contrario, la indiferencia es reina en mi interior, por mayor valoración que tenga más allá de mi persona, no podré realizar tal afirmación. Podrán ser diez, mil o millones las cabezas pensantes que alaben al autor. Yo permaneceré impasible.

Los grandes éxitos comerciales tienen su valor, no lo niego, al y al cabo han logrado marcar a un gran número. No por ello dejan de tener mérito, importancia y valor aquellos que por diversas razones se han quedado en el fondo de un cajón o no han salido del barrio donde fueron concebidos.

No hay comentarios: