2007/08/27

No tengo miedo de perder

Todos sabemos que ciertas cosas nos pertenecen, tenemos derecho a hacer con ellas cuanto queramos, pues por algo nos han sido otorgadas. Cuando otra persona osadamente la coge/utiliza, una extraña sensación nos recorre, a pesar de saber que volverá: ¡coño! ¡lo ha cogido! ¡es mío! Vigilamos a quien ha estirado su zarpa para acaparar nuestra propiedad, dejamos a un lado nuestros quehaceres para centrarnos en el dichoso objeto al que no hemos hecho caso antes, e incluso intentamos interferir para que lo deje lo antes posible.

Puede parecer, así a simple vista, absurdo hablar de una actitud de primeras infantil. Quiero decir, hablar de una actitud que suponemos infantil. A menudo son lxs niñxs con décadas ya a la espalda lxs peores. A algunx le habrá venido a la cabeza dos niñxs en un parque peleándose por una pelota al leer las líneas que preceden. Eso no es más que el ejemplo fácil. Están también los pupitres; las peonzas, tazos y todo tipo de juguetes de moda; las cintas de vídeo.. y, conforme se va acercando la mayoría de edad, las relaciones.

Resulta inconcebible que mi mejor amigx sea mejor amigx de otra persona también. Es míx, tiene que centrar su atención en mí. Siempre que quiera tiene que estar dispuestx a escuchar, aguantar y callar. Otro tanto de lo mismo con la pareja: ni se le ocurra hablar con otrx, beber de su vaso, bailar, quedar con unx solx amigx para ver una peli... Si sale, que lo haga con veinte y esté mirándome a mí.


Si aceptamos las relaciones como una necesidad de posesión sobre la otra persona, con su beneplácito por supuesto, es hasta cierto punto comprensible el malestar al comprobar que van a pasar más de un par de minutos sin ser su centro de interés. Ahora bien ¿y cuando la relación deja de existir como tal? La forma de actuar, de expresión, el ritmo de vida, la diferencia de gustos, de ideología, las amistades, la familia, las aficiones, la inestabilidad emocional, etc. La lista de razones por las que una pareja puede irse al traste es tan extensa como para no apetecerme ahora transcribirla al completo.

El hecho es que, con la relación bajo tierra, quedan la amistad o la nada, dependiendo del interés de ambas partes. El concepto de propiedad, como lo hemos tratado, ha dejado de existir, si es que alguna vez lo hizo, más allá de nuestra absurda imaginación. Sin duda, tendremos mil y una cosas que decir, chillar, llorar y rogar, recomendar. Dos no se relacionan si uno no quiere, pero, y por mucho que joda, porque lo hace y en medida directamente proporcional al afecto sentido con un exponente nostálgico, no queda más remedio que hacerlo en silencio. Acudirá a otros brazos, somos incapaces de estar solxs y seguramente el primer impulsó será apartarlx de ellos, pensando quizá que no le resulta conveniente.

¿No le resulta conveniente o no me resulta conveniente? Si lo es o no, es su elección. Todas mis acciones estarán marcadas por el interés intrínseco en mí. Todas las conversaciones estarán guiadas por sentimientos contrapuestos. Las recomendaciones caerán por su propio peso. Es por ello que prefiero mantenerme en mis trece. Si realmente tengo algún valor, la relación volverá, sea cual sea su aspecto. Si es otra la relación que prefiere, que le vaya bonito. La perseverancia desmedida resulta contraproducente y, por suerte, en este mundo no hay nadie indispensable. Quedarán en la memoria los momentos vividos, disfrutados y, sobretodo, sufridos. Datos comparativos para siguientes intentonas que me arrancarán sonrisas unos días y lágrimas otros muchos.

“Y ya no tengo miedo de perder sólo lo que tengo, pues sólo tengo miedo de que tú ya no me beses más.”
La vi – Paso a paso

2 comentarios:

A2 dijo...

Sentir esos celos de posesión de un amigo o novia, es algo que ocurre normalmente, lo grave del caso no es sentirlo, eres humano, sino no controlarlo y dejar que ese sentimiento controle tu vida.

A ver cuando saco tiempo para que hablemos mucho, jejejejeje, que lo hecho en falta

Opositivo dijo...

Este año voy a poder robarle menos horas al sueño. El metro se encargará de ello.

Pero así y todo, puedes estar seguro de que alguna que otra buena chapa va a tocar tragar :D.

Y es que, la psicología del aficionado es lo que tiene :P