2007/04/23

Dependencia

El ser humano tiende a la asociación. Cuanto menores sean los grupos y más cerrada su relación, mayor será la sensación de seguridad que en ellos se crea, más preparados estarán ante un ataque del exterior. Menor riesgo de fuga tendrá la información que en ellos se maneja, en contraposición de su valor como preciado tesoro. Los individuos desaparecen para formar parte de ese todo que es el grupo, con una aparente opinión común, donde las diferencias no tiene razón de existir.

El que, por cualquier razón, se niega a tal asociación es raro, y merece por ello ser ignorado, marginado, odiado, criticado, insultado, despreciado. Aquel que se niega a formar parte de ese irracional empeño por crear un grupo con absolutamente todos los gustos y aficiones comunes, donde todo es felicidad y el mundo de la piruleta es la colonia principal, merece directa expulsión y rechazo.

El día que encuentre una persona con la que comparta gustos y aficiones, con la que sea capaz de estar meses sin discutir hablando de cualquier tema, ese día, me follaré su mente. Agarré un trozo de ella y la guardaré bien a salvo para no perderla nunca y haré lo imposible por mantenerla cerca.

Hasta que ese día llegue y sabiendo que las personas son tan diferentes como granos hay en una paella, prefiero reducir el grupo a la expresión donde menos discusiones son posibles, al individuo, a mí mismo. Discusiones seguiré teniendo, pero no puedo separar mi cerebro de mis actos y es algo con lo que no tengo más remedio que vivir.

Me niego, sin embargo, a formar parte de ningún grupo limitándome para ello el acceso a otros. En la variedad está el gusto, y la cantidad de grupos derivados de ellos no tiene límite. Pudiendo buscarme grupos diferentes para salir los viernes, para salir los sábados, para hablar, para bailar, para irme de viaje, para irme de party, para salir del país, para salir entre semana, para beber, para fumar, para solucionar el mundo, para complicarlo, para volar, para amargarme, para… ¿Por qué voy a pretender unirlo todo en uno solo? ¿Por qué no creo una asociación cada día cogiendo a los individuos que más me apetezca en ese momento y hallo con ellos la resolución a todos mis problemas?

Podría ser interpretado por el resto como falta de interés, sin duda. Pero también como interés por conocer y compartir, por mandar a paseo a los prejuicios y todas las vendas que desde pequeños vamos anudando alrededor de nuestros ojos. Por conocer este mundo, aunque una mierda en muchos sentidos, lo más brillante que se nos ofrece. Cambiar de gente no supone menospreciar a los otros, sino buscar en cada momento el disfrute de todos, sin obligar con ello a nadie. Carece de sentido estar forzado a hacer algo por un grupo irreal, del que ni formas partes ni quieres formarlo. Carece de sentido estar forzado a delimitar ese grupo por razones tan volátiles como el alcohol. Carece de sentido llamar grupo a una asociación donde la palabra obligación tiene siquiera lugar. Para estar a disgusto, te marchas. Quien no lo entienda, dos males tiene.

El disgusto lleva a la rutina. La rutina al aburrimiento. El aburrimiento a la crítica. Y la crítica a los piques absurdos e infantiles. Aunque divertidos los primeros diez minutos, dejan de resultar entretenidos pasadas dos horas. Quien no esté dispuesto a aceptar una diferencia en cuanto a gustos, opiniones o formas de pensar, quien esté dispuesto a aceptarlos día sí, día no, debería replantearse por qué está luchando, qué sentido tiene, qué fin.

No seré yo quien lance la primera piedra en pos del autismo, pero sí en contra de valorar antes a un grupo que los individuos de su interior. Sí de luchar antes por los quehaceres y derechos de una irrealidad que los de otra muy diferente que son los individuos.

No busco la independencia, de hecho la creo imposible, pero odio la dependencia forzada. Quiero libertad para ir y venir, a sabiendas de quien tengo en cada lugar para reír o para llorar, para que me abracen o me den un bofetón. Pero que no esperan nada de mí, por saber que no se lo voy a dar, aunque algún día lo logren.

“Depender, lo hago de mucha gente, pero más cuanto menos me lo hacen ver.”

No hay comentarios: