2007/04/22

Be yourself!

El otro día, en clase de Lengua, analizamos un texto sobre Cela, cuyo autor no recuerdo ahora mismo. El texto terminaba con algo así como:

“Sus libros acabarán haciéndole justicia cuando esa figura enfática que se obstinó en hacer de sí mismo se difumine con el tiempo.”

Fui dándole vueltas a la frase de camino a casa…

Al llegar, encendí el ordenador, entré en yonkis.com y pinché en los últimos videos que habían enlazado. Uno de ellos era el fragmento de una entrevista a Bruce Lee, hecha hace bastante tiempo, lógicamente. Explicaba en ella al interlocutor, entre otras cosas, un simple ejemplo de en qué se basa parte de la filosofía Taoísta:

“Empty your mind, be fondless, shapeless, like water. If you put water into a cup., it becomes the cup. If you put water into a bottle, it becomes the bottle. If you put it in a teapot, it becomes the teapot. The water can flow, or can crash. Be water, my friend.”

Poco tienen que ver las churras con la merinas, pero por alguna extraña razón relacioné la caricatura de Cela con el “amigo” de Lee, y me vino a la cabeza la palabra “amoldar”. Aquel pensamiento esbozó una sonrisa en mi cara, que rápidamente se desvaneció, dejando paso a un nudo hacia la garganta.

No han sido pocas las veces que, este último año en general, y los últimos meses en particular, me han tachado de insocial e inadaptable. Analicemos la adaptación, prima-hermana en este caso del hecho de amoldarnos.

No voy a negar que, para la correcta convivencia en casa, en clase, en el trabajo, con l@s amig@s, con la pareja, en la tienda de al lado de casa…, es necesario que todos demos nuestro brazo un poquito a torcer, si no queremos acabar a tiros. Tenemos que coger la forma del envase que a todos nos contiene, siempre ajustando los límites a la relación que mantengamos y el interés que nos suscite. Pero, ¿hasta qué punto debemos ceder? En un manto de partículas de poco sirve que una salte hiperactiva, como si acabara de descubrir los efectos de una sustancia alucinógena, si el resto permanecen inmóviles, viendo el tiempo pasar, como detrás de una vitrina, o tirando hacia el lado contrario creando un caos, un movimiento anárquico. ¿No corre el agua el riesgo de olvidar qué es tras tanto cambio? ¿No deseará flotar en la nada por una sola vez para ver cómo es? Sin duda, sería vergonzoso volverse un inadaptado con problemas de EGO por negarnos a ceder lo más mínimo y tener la falsa creencia de que nuestra opinión es una verdad absoluta. Pero más lo sería encontrarnos una mañana habiendo olvidado toda idea u opinión, esperando encontrar a cualquiera para expresar la más conveniente, para sacar la mejor careta teniendo en cuenta la situación.

Yo lo tengo claro, prefiero ser odiado y amado realmente por lo que soy, y por lo que realmente soy. Que apreciado por todos sin tener razones para ello. Aunque para lo contrario tampoco… Es curioso lo fácil que es estar orgulloso de aquello que no ha sucedido porque no ha habido oportunidad. Cuánto más mérito tiene haber errado al enfrentarse a algo. Ese no era el propósito de esta paranoia, pero. Lo dejaremos para una próxima confesión, quizás.

No hay comentarios: