2007/05/07

Salud y gracias

Acabo de volver de mi muro, del muro que he hecho mío. Hoy las nubes, densas, cerradas no me han dejado ver las estrellas. Obstinado como ellas he seguido la carretera, aunque no amarilla en esta ocasión, ascendiendo poco a poco, ¡iluso de mí!, con la esperanza de ver quizá, estando pocos metros más alto, esas dichosas lucecillas.

He logrado al fin, y asombrosamente, vislumbrar unas pocas, para mi relajación e infundada satisfacción. Me he sentado, por poco tiempo pero, en la húmeda hierba recién cortada y, una vez más, he dejado a la cabeza volar.

Entre desvaríos varios ha venido a mi mente una estampa del pasado sábado, en el Ateneo Izarbeltz. Volví allí, después de unos cuantos meses, casi arrastrado, a ver un concierto que daban “Rinconete en en tu retrete”, “Folie a trois” y “Impakto”. Cual fue la sorpresa de los que allí acudimos cuando en lugar de Rinconete subío al escenario El Largo, bajo el nombre de Típico Pero Cierto. Creyéndole en tierras catalanas resultó asombrosamente gratificante verle con su guitarra y hecho un manojo de nervios frente al micro.

Tras el concierto, y habiendo tocado ya “Folie a trois”, nos acercamos a hablar con él, con la esperanza de echarle una mano para recuperar la cuenta de correo que alguien con mucho tiempo libre y poca materia gris en aquello que denominaremos cerebro le ha quitado. Hablando con él, mirándole a los ojos, mirándole más allá de los ojos, al fondo, entre oscuridad y sin que la limitada iluminación del local nos ayudara, se veía una llama, la llama de quien está viviendo un sueño, sueño querido por nadie y por muchos. Su mayor pesar, nos dijo, era saber que la ociosa persona escondida tras tan gloriosa actuación estuviera despachando de forma poco ortodoxa a chavales que pudieran querer transmitirle su opinión sobre el disco o el fanzine que le acompañaba. Yo, por suerte, tuve la posibilidad de expresárselo allí mismo, sin necesidad de recurrir a vías indudablemente más frías e impersonales.

Hoy, a media tarde, una amiga de la que otrora lo fuera mía, culpable en gran parte, y sin saberlo, de que muchos de los textos que he escrito hayan nacido, me ha indicado su identificación al leer algunos de ellos, ha valorado la capacidad de expresión y descripción de que, en su opinión, hago gala en éstos. He sentido entonces aquello que el sábado me dieran a entender. He sentido congoja, absurdo de mí, al ver que mis vómitos lingüísticos sirven y agradan a más gente. Me ha dado fuerzas, sumándose a aquellxs que día a día me lo demuestran mediante comentarios, guiños y discusiones, para seguir abriendo, a través de ésta minúscula ventana a la basta red, la puerta que me encierra, y hacer partícipe inconscientemente de mis quebraderos a todo aquel que por fortuna o infortuna se tope con uno de tantos compendios de palabras más.

Es hora ya, quizá, de dar por terminado éste, a riesgo de resultar más pasteloso de lo estrictamente necesario, y terminar haciendo de una pequeña reflexión a modo de agradecimiento un tochazo infumable.

Simplemente, gracias, salud y que siga así hasta que las circunstancias dejen de hacerlo necesario.

No hay comentarios: