2007/05/05

Elocuencia

Otro comentario más, esta vez del texto “Elocuencia”, firmado por José María Romera.

En esta sociedad dirigida por la ciencia, los beneficios económicos y las relaciones por cable, hace tiempo que la lengua dejó de ser valorada para ser desterrada a la categoría de mero instrumento. El control numérico apenas deja sitio en el altar a la riqueza en vocabulario o la diversidad en la expresión.

En los colegios, la ortografía y la lectura dejaron de ser interesantes hace tiempo, más o menos cuando descendieron al nivel de la mínima necesidad. Internet y los móviles han hecho el resto, simplificando la lengua y, con ella, la expresión.

Nos asombra, tal como indica José María Romera, en el texto, la elocuencia, la facilidad con que se expresan futbolistas y trabajadores sudamericanos. Cómo aquellos carentes de la tan preciada educación superior, tienen mayor dominio de nuestra propia lengua.

El interés rompe fronteras y es esa, en mi opinión, la razón principal de tan clara distinción. Quien debe subsistir relacionándose con la sociedad que le rodea, aquel que crea conveniente conocer a sus vecinos, deberá entablar conversación con ellos, deberá aprender a expresarse. Los políticos, o aquellos que escriben sus discursos, son, mal que nos pese, un gran ejemplo de elocuencia, aunque ello conlleve manipulación. Ya dijo Platón en su día que cualquiera mínimamente sobresaliente expresándose podría convencer a su alrededor.

Un ordenador no nos exige agilidad lingüística. Deberíamos analizar el rumbo que hemos tomado y preguntarnos si nos atrae la idea de que nuestros nietos se comuniquen a base de señales alternas:

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