El pasado domingo fui de nuevo a Izarbeltz, a ver/oír los conciertos que, dentro del programa “Domingos libertarios”, organizaban. El cartel citaba, una vez más, a “Típico pero cierto” junto con “Grado cosmético”. El primero nos dijo al llegar que el no iba a tocar, en su lugar subiría al escenario “Librados del malamen”, aunque terminaría subiendo a cantar tres cancioncillas.
Las segundas, mano a mano, cada un con su guitarra, nos mantuvieron atentos durante un buen rato a los allí presentes, pendientes de cuanto cantaban. La letra de una de las canciones, explicaron, se la escribió una de ellas a la otra en una época en que la amistad estaba ligeramente distanciada. Al fin y al cabo, una amistad sin altibajos no es una amistad, dijeron, o algo parecido. Esa canción, y especialmente aquella afirmación, me hicieron pensar, un poquito. ¿Qué pasa si, después de un bajón, una de las dos partes no tiene valor para afrontarlo? ¿Qué pasa si la otra por miedo, temor huye? ¿Qué sucede si cualquier acercamiento o apoyo se interpreta como un ataque? Y si las cosas que supuestamente habían quedado claras, ¿no lo están tanto?
El amor todo lo puede, dicen. Y aferradxs a él podemos aguantar borderías, comentarios salidos de tono, gestos poco corteses… Llega un momento, pero, en que la propia amistad se pone en duda. Empiezan a ennegrecerse los beneficios, dejando a la vista, relucientes, únicamente los malos tragos y disgustos. Aún amparados bajo la certeza de no ser culpables, la impotencia cobra fuerza, dando paso a la desesperación. Los valores, a estas alturas ya simples ilusiones del pasado, resultan difíciles de alcanzar. En la vertiginosa caída en picado que sufre la relación no se le encuentra sentido al hecho de aferrarse a cualquier piedra, menos si cabe al percibirla incandescente.
El día de mañana llegará un balde de agua fría que facilite cordura, apague las piedras y deje pasar un resquicio de luz por la puerta ya casi cerrada, esperemos. Quién sabe si después no volverán a arder por el odio/amor acumulado. Los sueños alimentan la esperanza, pero no sólo de pan vive el hombre, ¿o sí?
Miedo - Pedro Guerra
tienen miedo del amor y no saber amar
tienen miedo de la sombra y miedo de la luz
tienen miedo de pedir y miedo de callar
miedo que da miedo del miedo que da
[…]
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