2008/04/20

Por enésima vez

No, no y por enésima vez ya, no; otra vez más es demasiado. Es verdad que pasamos prácticamente todo el día juntos, si tenemos en cuenta que éste termina a las 14:00 y descontamos los fines de semana. Es decir, cuando no veis. Nos sentamos normalmente juntxs en clase, vamos al aula de estudios y jugamos al mus. No voy a negar que físicamente me atrae. Vamos, hablando rápido y mal, que tiene un polvo. Bueno, unos cuantos. Pero punto pelota. De ahí a interpretar que voy a meterle el morro, que me gusta oq ue saldría con ella, hay un trecho, distancia que no tengo intención alguna de recorrer. Ahora, al menos, no. ¿Las razones? Ya sé que “excusata non petita, accusatio manifesta”. Por otra parte, no sería la primera vez que alguien me acusa de no creerme las formulaciones que yo mismo prentendo defender. En cualquier caso, ahí van:


Si bien es cierto que una persona pasiva no me vendría mal, en oposición a mi, a veces, frenética actividad, tampoco es plan de buscarse la antítesis, como ésta parece serlo. Por lo poco que he podido ver, y aunque me gusta que me den caña (Sugoi dixit), pasaríamos los días de bronca en bronca. Lo cual no está del todo mal sia tendemos a las reconciliaciones, pero acaba quemando irremediablemente. El hecho de tener la residencia desplazada durante los fines de semana, unido a la pasividad ya mencionada, puede derivar en una relación lectiva, con vigencia únicamente durante las horas así consideradas; lo cual influiría irremediable y negativamente en mi rendimiento académico, de por sí ya dudoso, además de fusilar cualquier posibilidad de subsanar los déficit dominicales. No hay que olvidar el pequeño detalle constituído por el hecho de que tiene algo así como un novio. Punto tan prescindible como crítico. Tampoco estoy ahora preparado para suplir ese hipotético puesto, ya que innumerables conflictos me lo impiden. Eso sin contar con que, muy posiblemente, alguna diminuta diferencia ideológica, como puedo serlo la base de nuestra postura, llegaría a dinamitar cualquier atisbo de relación. No son iguales los objetivos, ni el filtro con que buscarlos.

Aunque me encantaría verlo con otros ojos y creer en esos gestos, en las mismas miradas perdidas. La sangre ligeramente helada invade mi cuerpo, caigo y afirmo con rotundidad que no, que es imposible improbable. ¿Por qué? Porque las mariposas no revolotean en mi interior con el suficiente énfasis.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Dios creí que no ibas a dejar de decir chorradas hasta lo de las mariposas. Te han salvado.

Anónimo dijo...

I agree with anonimo

Opositivo dijo...

Esto... pues a mí que me lo expliquen, porque no lo entiendo. Se ve que ando algo espeso. ¿Por qué una chorrada? Y, lo que es más importante, ¿por qué las mariposas? Si es lo menos trascendente del texto :S.

Anónimo dijo...

¿Estás de coña no? Tu post me parece una lista de excusas absurdas que ni tu mismo te crees. Pero las mariposas son básicas.
¿O es que piensas satisfacer tus perfectas carencias dominicales sin ellas, sin alguien que las haga aparecer?

Opositivo dijo...

De coña siempre, pero ahora un poco menos. Sí puede tomarse como una lista de excusas absurdas que ni yo mismo me creo, pero si no lo hiciera no estaría escribiéndolas, sino dándoles vuelta y dedicando mi tiempo a otros objetivos más entretenidos. Las mariposas son básicas, en ausencia de otras razones que las contrarresten. Es importante además su fuerza, pues aunque me encuentre a gusto y pueda sentir una cierta atracción, es muy posible que sea mayor la que me ataca por otros flancos y ésta en concreto pase a un segundo plano. Si ése otro flanco en concreto además resulta más viable que este, la lista no se vuelve absurda, sino un análisis más o menos frío de las posibilidades de éxito. Hablando en término puramente cuantitativos.