2008/04/15

Se dice rápido

¿Y si te agarro de repente y te dejo sin respiración con el abrazo más fuerte del mundo? ¿Si te estampo mis labios en esa sonrisa? Para que pequeños pulsos de plcer salten de unx a otrx, cargas de amor que invadan cada célula, como el peor de los cánceres, como la más dolorosa de cuantas enfermedades se han concebido. Y no tener que mirar por el rabillo a esos ojos que nos observan cada vez que me acerco, que te agarro. Poder bailar sin presión ni preocupación y reír y mirar. Que la complicidad se eleve a lo inconcebible por medio de esas caricias fortuitas, miradas indiscretas. Montar nuestras guerras de manos en un sofá al salir de clase, o en la más alejada de las campas. Disfrutar de ellas a la luz de cualquier sol, luna, farola o focos de coche. Besarte al tiempo que nos envuelve una suave brisa y todo el pueblo pasea a varios metros, ajenxs a nosotrxs. Una suave brisa, un vendaval, o nos sofoque el crudo calor estival. Ver películas, muchas, y escuchar música, y jugar al parchis, al mus, al tute, al teto, al Scatergories o al Monopoly. Comprar con él todas tus acciones, o conquistarte en el irreal mapa del Risk. Y correr calle abajo, porque el último metro está a punto de partir y se nos ha alargado el beso de despedida. Escapadas de finde semana en autobús a la soledad que nos regale el más inesperado de los pueblos, placentera soledad. Y matar el tiempo de un bofetón, y revivirlo una y otra vez por medio de incesantes reanimaciones boca a boca. Un abrazo sudoroso tras haber ascendido el monte más feo, pero precioso a nuestros ojos. Salvarnos de esa hipotética ola que nos separe en la playa donde no levantan un palmo del suelo. Pedalear como condenadxs hasta el final de ese rojo camino. Y soñar, y seguir soñando, y no parar de hacerlo despiertxs. Decirnos que va a ser para siempre, creer que así va a ser. Hacer caso omiso del doctor, de ése doctor de los deseos. Volver a jugar con el tiempo, reírnos de él una vez más, cachondearnos de cualquier pasado o futuro. Parar los relojes en el presente, en nuestro preciado, ansiado presente.


Otro domingo más con déficit afectivo. Y ya van 93. Se dice rápido: no-ven-ta-y-tres. Pero a veces resulta más duro de llevar. Contados un a uno, sufridos poco a poco.

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