2008/04/07

Aquellos quince años

El mayor fallo de seguridad en cualquier sistema son las personas. De poco sirve guardar con recelo cualquier información, si la guardamos en cualquier sitio cuando marchamos de vacaciones. La falta de cuidado puede derivar en que nuestros preciados escritos acaben tirados por el suelo, a la vista y alcance de la primera persona que pase y fije sus ojos en ello. Así es como, casualmente, llegaron a mis manos recientemente los textos, en principio anónimos, que paso a reproducir. Para facilitar la lectura, he completado las palabras y cambiado alguna que otra letra, pues las “v” también tienen derecho a aparecer en un texto.


Aviso a navegantes: los nombres han sido convenientemente modificados para preservar el anonimato de las afirmaciones. Una cosa es encontrar algo en la calle y otra diferente publicarlas explícitamente con datos suficientes para que cualquiera pueda identificar a lxs autorxs. El objetivo es meramente sociológico, no perjudicial.

- ¿Con quién, cuándo y dónde quieres perder la virginidad?
- Contigo, este finde, donde quieras.

- ¿Qué talla usas?
- Pasa palabra (90-95)

- Ven a mi casa a hacerlo. ¿Cuando quedamos?

- ¿Quieres tener hijos?
- Sí, pero no contigo.

- ¿Tú te liarías conmigo? Va en serio.
- No se... Es que, a ver, en plan, ahora tengo todavía a Ander en la cabeza... Pero dentro de un tiempo no lo sé. ¿A qué viene esa pregunta? ¿Se lo preguntas a todas o qué? A Miren, luego también están Esti, Garazi...
- No, yo a Esti no se lo he dicho, ni a Garazi, sólo están buenas. Y a Miren, pues porque estoy loco. Y a ti porque de repente me ha pasado que me gustas, no sé.
- ¿Yo gustarte? ¿Cómo es eso, peque? Jaja, y tanto que loco... ¡Me cago en diez! No sé tío...
- Que no sé, que de repente desde tu casa estoy pensando en ti y cuando hablas de Mikel y Asier me jode.
- A ver enano, ten por seguro que yo con Asier no quiero y Mikel es mi amor imposible, y que nunca me voy a liar con él porque Jon está en nuestra clase y porque Miren es mi amiga. ¿Qué pasó en mi casa, pues?
- Pues que casi la lío. Fui a tu cuarto, y estabas oyendo música. Te iba a entrar pero entró Jon de repente, y porque estaba tu hermano.
- ¿A quién más se lo has contado?
- A nadie.
- Ok.
- No digas a nadie, eh.
- No, tranqui.

- ¿Y si es para volver con Ander?
- Tampoco.
- Ander por lo menos te tocaba la teta, ¿no?
- ...

- Peio, ¿qué te pasa? Llevas unos días que no me hablas y no se por qué.
- No sé.
- Peio tío... ¿qué te pasa conmigo?
- Pos que te quiero, y tú no.

- Lo de follar te decía en serio. ¿En el jolasordu te enseño?
- No, gracias. Hay que dejarlas crecer. ¿cómo es tu chica perfecta?
- Como tú.

- ¿Tú me quieres más que a un amigo normal?
- Te quiero más que a un amigo normal, porque eres uno de mis mejores amigos.

- Si Ander te entrase, ¿qué harías?
- Quitarme.

- Si alguien lo hace, ¿por qué crees que lo hace?
- Por ganas. ¿Por qué va a ser? ¿Por amor?

- ¿Con cuanto años quieres el primero?
- 24-25 o así.

- ¿Quieres algo pero no puedes?
- Muchas cosas: volver con Ander, adelgazar, sacar las pedazo de notas, moto...


Confesiones transitorias: Qué recuerdos de aquellos quince años, tan cercanos como lejanos en la memoria. Qué poca vergüenza teníamos, y menos que tienen lxs que ahora gozan de esa edad. Eso sí, parece ser que los intereses no han variado en absoluto, si acaso se han reducido a los temas más importantes. Al romanticismo le han pegado una buen patada en la entrepierna, aunque siempre le queda soltar algún ligero apunte con el hilillo de voz que le cede el insoportable dolor.

Las clases siguen aprovechándose igual, atendiendo con gran interés a la materia, y dejando las conversaciones menos trascendentales para los ratos de ocio. Al menos conservan los apuntes, en lugar de tirarlos. Aunque sea sólo para escribir por la parte de atrás. Se ve que las campañas de concienciación han hecho mella en los hábitos de reciclaje.

Si algo me ha traído recuerdos especialmente llamativos, eso ha sido la sinvergonzonería reinante, esa falta de cualquier pudor y la sinceridad que rebosa por encima de todo. Nunca es mal momento para añadir ésta como sinónimo de sobrehormonación en nuestro querido diccionario.

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