2008/04/20

Crítica, actitud

¿Malo o bueno? ¿Estúpido o inteligente? ¿Frío o caliente? ¿Blanco o negro? No hay lugar para el gris. La radicalidad, el extremismo en las acciones te define. No hay lugar para términos medios, situaciones a caballo entre la ciudad de la verdad y la mentira.

Empleando términos bélicos, o estás conmigo o estás contra mí. La indiferencia se torna sinónimo de enemistad. La simple duda te catapulta al punto de mira. Una actitud de diálogo y comprensión en favor del enemigo no es más que una acción de traición a la unidad del pelotón.

Actitud simplista, infantil e irracional. Acorde con “el fin justifica los medios”, que defendía Maquiavelo. Y tan absurda como su aceptación en términos generales. Sin sentido alguno, dando por supuesto que el fin lleve implícita la resolución del conflicto. Loable, sin embargo, si el simple hecho de promover una guerra sin cuartel se torna fin.


El científico que, lejos de buscar, analizar y concluir tras muchas pruebas la veracidad de su tesis, modifica éstas como mero medio de justificación, ni es científico ni es na’. Manos, si cabe, en caso de que quede demostrado que su objetivo consistía en la adquisición de poder y enaltecimiento de su persona en la comunidad, en lugar de defender los valores que promulga. El conocimiento de la verdad, absoluta o no, el juicio que responde a ello es dependiente de cada unx, pasa ineludiblemente por un punto de indeterminación, de duda, de cuestionamiento. La defensa de una interpretación propia como hecho objetivo o universal es muestra inequívoca de falta de carácter crítico y lógico. La defensa irracional de una posición es puerta de la inseguridad y el miedo, reflejo del desconocimiento.

¿Malo o bueno? ¿Estúpido o inteligente? ¿Frío o caliente? ¿Blanco o negro? No hay lugar para el gris. La radicalidad, el extremismo en las acciones define tu posición. No hay lugar para términos medios, situaciones a caballo entre la ciudad de la verdad y la mentira.

Ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos.
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A continuación, añado un texto de Eric Fromm (seguidor de Sigmund Freud), parte del todo que es “El arte de amar”:

"Las relaciones humanas son esencialmente las de autómatas enajenados, en las que cada uno basa su seguridad en mantenerse cerca del rebaño y en no diferir en el pensamiento, el sentimiento o la acción. Al mismo tiempo que todos tratan de estar tan cerca de los demás como sea posible, todos permanecen tremendamente solos, invadidos por el profundo sentimiento de inseguridad, de la angustia y de culpa que surge siempre que es imposible superar la separatividad humana.

[…]

El hombre moderno está actualmente muy cerca de la imagen que Huxley describe en “Un mundo feliz”: bien alimentado, bien vestido, sexualmente satisfecho, y no obstante, sin yo, sin contacto alguno, salvo el más superficial, con sus semejantes, guiado por los lemas que Huxley formula tan sucintamente, tales como: “Cuando el individuo siente, la comunidad tambalea”; “Nunca dejes para mañana la diversión que puedes conseguir hoy”, o, como afirmación final: “Todo el mundo es feliz hoy en día”. La felicidad del hombre moderno consiste en “divertirse”."

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