2008/04/07

Yo más

Hay ciertas actitudes que me repatean sobremanera los órganos genitales. Me empujan a salir escopetado de mis casillas, como si éstas ardieran fervientemente.

Las drogas se han consumido en todas las sociedades, de distintos tipos y variadas formas. En cada una de ellas se han creado rituales en los que proceder a dicho hecho y se han controlado, en cierta manera, los efectos. Desde hace poco, hemos asistido a la globalización, de las drogas también, lo que ha supuesto el acceso a un sin fin de substancias que no se saben consumir, por lo que la vía escogida ha resultado ser la hedonista. Esto no supondría ningún problema si quien se droga adquiriera el control facilitado por el ritual. Como la inteligencia no abunda, quitado el ritual, desaparecido el control. Las drogas son el método para perder cualquier vergüenza y renegar del llamado sentido común, donde incluimos irremediablemente la educación. Es por esto que el número de impresentables se multiplica los días de fiesta.


Hay que decir que los efectos son muy variados: mientras en algunxs reina la incontinencia verbal, es la agresividad protagonista en otrxs. Mi postura ante esta situación es clara: métete lo que te dé la gana, pero déjame en paz. Si quieres ponerte hasta el culo, luego líate a cabezazos contra la pared. A mí déjame en paz. Y, si puedes, a los contenedores también.

Por otro lado, nos encontramos con la seguridad de cada unx, su valoración personal, la imagen que de sí mismx tenga. Aunque odiosas sean las comparaciones, son tónica habitual en cualquier faceta de nuestra vida. En cierta medida puede ser bueno, pues el análisis de lo que nos rodea ayuda a avanzar, progresar. Claro que hay que ser conscientes de que a perfección dista mucho de ser alcanzable, por lo que no hay persona capaz de ser “la mejor” en todas las facetas. Entrecomillado lo he escrito, al estar caracterizada por la subjetividad esta cuestión, no me está permitido el uso de absolutos. Por supuesto, esto es algo que mucha gente no entiende, comparte.

Si unimos el poco o nulo dominio de nuestros actos bajo efectos de ciertas drogas, con la comparación respecto a lxs que nos rodean, un cierto temor a que alguien sea “mejor” y, aunque hasta ahora no lo haya comentado, una prepotencia desmedida, la boca más grande de lo normal y poco o ningún sentido común, tenemos muchos posibilidades de llegar a situaciones tan cómicas como desesperantes. Cómicas por lo absurdo que las caracteriza, por llegar a justificar el "yo más" con una afirmación de tus cualidades como jugador de petanca en superficies semiheladas y bolas de aleación. Y desesperante porque las palabras entrecomilladas parecen ser el único vocabulario, fuera de cualquier lógica o atisbo de argumentación, sea cual sea el tema de discusión.

Una vez más, me veo invadido por la ascopena, sin ningún remedio. La impotencia y la pena, el desprecio piadoso, o la piedad despreciada. Respuestas incontrolables ante actitudes que se me hacen despreciables, absurdas y en las que no encuentro beneficio aparente, más allá de la alimentación de un EGO en situación de inanición.

1 comentario:

Unknown dijo...

Buena entrada opo, pero hay muchas veces que ese "yo mas" esta escondida con "eso es imposible" y hay es cuando la persona se delata inocentemente del " yo mas " jeje