2007/12/10

La peste

Albert Camus


Pág. 30

“Pregunta: ¿qué hacer para no perder el tiempo? Respuesta: sentirlo en toda su lentitud. Medios: pasarse los días en la antesala de un dentista en una silla inconfortable; vivir el domingo en el balcón, por la tarde; oír conferencias en una lengua que no se conoce; escoger los itinerarios del tren más largos y menos cómodos y viajar de pie, naturalmente; hacer cola en las taquillas de los espectáculos, sin perder su puesto, etc., etc…”

Pág. 71

“Ese pasado mismo en el que pensaban continuamente sólo tenía el sabor de la nostalgia. Hubieran querido poder añadirle todo lo que sentían no haber hecho cuando podían hacerlo, con aquel o aquellas que esperaban, e igualmente mezclaban a todas las circunstancias relativamente dichosas de sus vidas de prisioneros la imagen del ausente, no pudiendo satisfacerse con lo que en la realidad vivían. Impacientados por el presente, enemigos del pasado y privados del porvenir, éramos semejantes a aquellos que la justicia o el odio de los hombres tienen entre rejas.”

Pág. 72

“Esta situación les permitía considerar sus sentimientos con una especie de febril objetividad, y en esas ocasiones casi siempre veían claramente sus propias fallas. El primer motivo era la dificultad que encontraban para recordar los rasgos y gestos del ausente. Lamentaban entonces la ignorancia en que estaban de su modo de emplear el tiempo; se acusaban de la frivolidad con que habían descuidado el informarse de ello y no haber comprendido que para el que ama el modo de emplear el tiempo del amado es manantial de todas sus alegrías.”

Pág. 79

“El cansancio era la causa, él se había abandonado, se había callado cada día más y no había mantenido en su mujer, tan joven, la idea de que era amada.”

Págs. 120-121

“Pero el último cura rural que haya oído la respiración de un moribundo pensará como yo. Se dedicará a socorrer las miserias más que a demostrar sus excelencias.”

“Sin salir de la sombra, el doctor dijo que había ya respondido, que si él creyese en un Dios todopoderoso no se ocuparía de curar a los hombres y le dejaría a Dios ese cuidado. Pero que nadie en el mundo, ni siquiera Paneloux, que creía y cree, nadie cree en un Dios de este género, puesto que nadie se abandona enteramente, y que en esto por lo menos él, Rieux, creía estar en el camino de la verdad, luchando contra la creación tal como es.”

“- Sí -dijo -, usted dice que hace falta orgullo, pero yo le aseguro que no tengo más orgullo del que hace falta, créame. Yo no sé lo que me espera, lo que vendrá después de todo esto. Por el momento hay unos enfermos a los que hay que curar. Después, ellos reflexionarán y yo también. Pero lo más urgente es curarlos. Yo los defiendo como puedo.”

Pág. 181

“Cree seriamente, estoy seguro de ello, que no puede ser alcanzado por la peste. Se apoya sobre la idea, que no es tan tonta como parece, de que un hombre que es presa de una gran enfermedad o de una profunda angustia queda por ello mismo a salvo de todas las otras angustias o enfermedades.”

Pág. 184

“Se envenenan la existencia en vez de estar tranquilos. Y no se dan cuenta de las ventajas que tienen. ¿Es que yo podría decir: después de mi condena haré esto o lo otro? La condena es un principio, no es un fin.”

Págs. 234-235

“Por eso me he decidido a rechazar todo lo que, de cerca o de lejos, por buenas o por malas razones, haga morir o justifique que se haga morir.”

“A partir del momento en que renuncié a matar me condené a mí mismo a un exilio definitivo.”

“He llegado a comprender que todas las desgracias de los hombres provienen de no hablar claro.”

Pág. 241

“Esa esperanza que impide a los hombres abandonarse a la muerte y que no es más que obstinación de vivir.”

Pág. 259

“Respondía […] que había siempre una hora en el día en la que el hombre es cobarde y que él sólo tenía miedo a esa hora.”

Págs. 268-269

“Sentía que su madre lo quería y pensaba en él en ese momento. Pero sabía también que querer a alguien no es gran cosa o, más bien, que el amor no es nunca lo suficientemente fuerte para encontrar su propia expresión. Así, su madre y él se querían siempre en silencio. Y ella llegaría a morir – o él – sin que durante toda su vida hubiera podido avanzar en la confesión de su ternura. Del mismo modo que había vivido al lado de Tarrou y estaba allí, muerto, aquella noche, sin que su amistad hubiera tenido tiempo de ser verdaderamente vivida. Tarrou había perdido la partida, como él decía, pero él, Rieux, ¿qué había ganado? Él había ganado únicamente el haber conocido la peste y acordarse de ella, haber conocido la amistad y acordarse de ella, conocer la ternura y tener que acordarse de ella algún día. Todo lo que el hombre puede ganar al juego de la peste y de la vida es el conocimiento y el recuerdo. ¡Es posible que fuera eso a lo que Tarrou llamaba ganar la partida!”

Pág. 272

“Rambert no tuvo tiempo de mirar esta forma que corría hacia él y que se arrojaba contra su pecho. Teniéndola entre sus brazos, apretando contra él una cabeza de la que no veía más que los rizos familiares, dejaba correr las lágrimas, sin saber si eran causadas por su felicidad presente o por el dolor tanto tiempo reprimido, y seguro, al menos, de que ellas le impedirían comprobar si aquella cara escondida en su hombro era con la que tanto había soñado o acaso la de una extraña. Por el momento, quería obrar como todos los que alrededor de él parecían creer que la peste puede llegar y marcharse sin que cambie el corazón de los hombres.”

Pág. 276

“Para todos ellos la verdadera patria se encontraba más allá de los muros de esta ciudad ahogada. Estaba en las malezas olorosas de las colinas, en el mar, en los países libres y en el peso vital del amor. Y hacia aquella patria, hacia la felicidad, era hacia donde querían volver, apartándose con asco de todo lo demás.”

Pág. 285

“Hay en los hombres más cosas dignas de admiración que de desprecio.”

“Oyendo los gritos de alegría que subían de la ciudad, Rieux tenía presente que esta alegría está siempre amenazada. Pues él sabía que esta muchedumbre dichosa ignoraba lo que se puede leer en los libros, que el bacilo de la peste no muere ni desaparece jamás, que puede permanecer durante decenios dormido en los muebles, en la ropa, que espera pacientemente en las alcobas, en las bodegas, en las maletas, los pañuelos y los papeles, y que puede llegar un día en que la peste, para desgracia y enseñanza de los hombres, despierte a sus ratas y las mande a morir en una ciudad dichosa.”

6 comentarios:

Yun dijo...

No caia en que yo te habia firmado antes de que me firmaras tu.

Conocia el blog, pero no me fije en tu nombre de usuario...

Encantada no, encantadisima de conocerte :)

Unbesazo

Apoptosis mental dijo...

Ya van tres o cuatro veces que buscando cosillas en google acabó en este lugar.

Camus.. a más oigo hablar de él más ganas tengo de leer algo suyo, ando en búsqueda y captura de él dsd hace tiempo.

El texto de Hakim Bey que colgaste hace unas pocas entradas es buenísimo; justo tengo varios fragmentos colgados yo tb en el mío :P.

¡Besos, que vaya bien ! :)



www.fotolog.com/progeriamental

Apoptosis mental dijo...

Por cierto, un hurra abismal por cierta entrada sobre la fidelidad.
No sé por allí, pero por donde vivo es sumamente complicado encontrar a alguien con quien comparta ese punto de vista al respecto.

Aaaaadios! :)

Anónimo dijo...

la ostia, aspertzen zara gero...tio friki. animo, kotxea maldan gora doa eta nabaritzen duzu gutxika punturik altuenera igoko zarela. prestatu zaitez beherakada datorrenerako, ondo egongo zara eta. viva la montaña rusa!!

Opositivo dijo...

Sobre Camus puedes encontrar en google sin problemas. Para empezar con algo cortito El mito de Sísifo, por ejemplo. basta con echar un vistazo a sus obras y buscarlas. Otra opción son las redes p2p, donde fijo que están ya bien maquetadas...

La de la fidelidad, no sé si te refieres a éste, pero si es así, el mértio lo tiene el firmante de la obra original. Lo mío es una simple síntesis aderezada con algo de paranoia.

Anónimo, izenik uzten ez badozu ezin dotzut behar bezala erantzun. Ta kotxeana, sentitzenot baina galdu egin naz. Ezakit harriaz ari bazara, blogaz o buruaz...

Apoptosis mental dijo...

Nop, me refería a esta entrada :http://confesionesdeuntranseunte.blogspot.com/2007/11/lo-has-dicho-todo.html

Gracias por los links :) Aunque internauticamente ya he leido cosillas de él, sólo que ando buscando algo en papel porque me cuesta mil leer por ordenador y para cosas larguillas no me sale rentable imprimirlas.

Salud!