2008/02/01

Redefinición

Las palabras, con el tiempo, van perdiendo lentamente su significado, su contenido, hasta volverse finalmente vacuos conjuntos de letras. Letras, trazos o fonemas, lo mismo da. Pierden todo aquello que en su nacimiento pretendían transmitir y pasan a ser simples elementos llamados a engordar esa gran bolsa denominada lengua. Es por eso que, la reinvención, la redifinición se vuelve necesidad, la creación de nuevos conceptos y la adaptación a la realidad en que viven se torna obligación.

Podríamos tratar, por decir una cualquiera, el botellón. No un botellón cualquiera, sino el de los telediarios. Esa creaciente afición que lleva a lxs jóvenes a la perdición. Satánicas reuniones alrededor de alcohólicos cirios con el Dios Coma como anfitrión. Una muestra de irresponsabilidad, de inmadurez, de hedonismo desmedido. Cada grupo con su sotana característica, mostrado las, a su juicio, notables diferencias que lxs separan del resto de lxs mortalxs. Por encima, por debajo o a un lado, ellxs dirán.


Cojamos esa odiosa estampa, el escalofriante contenido que guarda tan caprichosa palabra y démosle un pequeño giro. Pongamos a dos jóvenes, sólo dos, en la explanada de un puerto cualquiera. Un coche de los que ahora considerarían peligroso por su color y diseño, o algo parecido, con el maletero abierto. Uno de ellos vestido de traje y corbata, impecable. El otro lleva baqueros y una sudadera naranja. Ambos lucen, por encima de lo mencionado, sendas batas blancas de laboratorio. En el bolsillo: uno de ellos a Epi, el otro a Blas; acompañados de un mechero y unos recipientes que recuerdan a probetas. Beben ansiosamente de una botella, a morro. En la etiqueta se lee: mosto eroski, 0'45€. Al mismo tiempo, se llevan a la boca un par de berlinas, otras dos napolitanas, un bollo y un croissant; un desayuno eroski. Todo esto sucede un jueves a las ocho y media, ante a atónita mirada de lxs paseantes.

Evidentemente esta redifinición no tiene ningún rigor digno de la RAE, ni atravesará la frontera electrónica marcada por una caprichosa extensión, pero para mí ahora tendrá sentido esa palabra que se me hacía extraña. Esa serie venida a suplantar los litros de toda la vida, aparecida en variaciones de frecuencia por un cubo, negro cubo.

No hay comentarios: