2008/02/20

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Vivimos en un mundo binario. No sólo porque basamos nuestra existencia y la dejamos en manos de dispositivos que así lo hacen, sino también porque ante una pregunta parecen aceptarse dos respuestas únicamente como válidas. Éstas son el apoyo incondicional o la crítica atroz e irracional. Poco a poco se han ido desterrando las señales intermedias, en analogía cromática, hemos asesinado a los colores, sólo existen el blanco y el negro, mucho negro. Incluso el gris ha visto sus pies en la calle.


O estáis conmigo, o estáis contra mí, no sirve eso de compartir el fin, no los medios, o viceversa. Si una actitud no comulga con el umbral establecido, ahí os quedáis. Es el caso de la política, ese aspecto de la sociedad afectado por un gran campo magnético que fuerza la absurda separación de los átomos. Campo constantemente alimentado, por la derecha negativa, y la izquierda positiva. Así, en muchos casos, la única alternativa de supervivencia parece ser la adhesión a una corriente mayoritaria, de mayor intensidad. Casualmente, sólo hay dos, como en binario. Bueno, miento, haberlas las hay muchas, pero, como las meigas, verlas cuesta tanto... pues las urnas se colorean en rojo y azul cada cuatro años, y parecer ser lo único que ese panel lleno de lucecitas tiene en su memoria.

Resulta que, en vista de las posibilidades, y una vez decidido el apoyo a una variable, muy al pesar de quien lleve a cabo tal elección, sea cual fuere la razón que le ha empujado a hacerlo, nos vemos ante la disyuntiva de valorar las acciones tomadas, las reacciones provocadas. Tomamos así, una vez más, por apoyo al uno, o por crítica su ausencia, el cero. La oposición a todas las medidas adoptadas, es, lógitamente, absurda. Para eso no hagas voto de apoyo, ¡manguan! El apoyo, sin embargo, también lo es. Llenar todos los campos de esqueléticos unos, sólo por venir las propuestas de donde vienen, es, cuanto menos, irracional, amén de suponer un vacio en la práctica. La gracia está en encontrar la combinación adecuada que nos abra el camino a la solución. Si por el camino logramos cambiar a octal, decimal o incluso hexadecimal, ¡ya sería para mear y no echar gota! Sino, tenemos próximo objetivo.

¿Libre? ¡Libre!

Allá por diciembre, volvía yo de saciar el vicio entre clase y clase, cuando por el pasillo un profesor cruzó y me dijo: tengo que hablar contigo, espérame después de clase. Me quedé un poco a cuadros, pero, en fin, allí me quedé cuando el reloj hubo dado sus correspondientes vueltas. Por lo visto no sé qué grupo o organismo de la universidad quería ofertar un curso de introducción al software libre destinado al personal docente. Pues, al parecer, utilizan la época de exámenes, enq ue están un poco más ociosxs, para estos menesteres. Él sabía que yo había utilizado algo de Linux, y me mostraba bastante interesado por el tema. Acepté el cargo, bajo la condición de que me fueran concedidas un par de horas para realizar las llamadas pertinentes. Cuando hube terminado de asegurar mi capacidad para llevar a cabo tal encargo, di mi sí.


En poco días llegaron a mi cabeza siglas de las que nunca había oído hablar, y que consiguieron dejarme un pelín descolocado: iKide, ITSAS, SAE, FOPU, CIDIR, CAU... Tras un ratillo de búsqueda y con la pertinente solicitud de alguna explicación, logré más o menos aclarar las ideas.

De la noche a la mañana, más bien de martes a viernes, me vi sentado en al sala de videoconferencias de ingenieros, participando en una reunión a distancia con la facultad de informática de Donostia. Se trataba de la anual que lleva a cabo el grupo de apoyo al software libre de la EHU/UPV: ITSAS (Izengabeko Taldea Software Askearen Sustapenerako).

Un par de meses después, habiendo intercambiado numerosos mensajes con los encargados de Gipuzkoa y Áraba, con la persona que hacía de puente entre nosotros y “lxs jefxs”; y con horas, largas horas, a la espalda preparando todo el material necesario, me presenté con mis dos compañeros en la facultad de medicina de Leioa. Aula P4. P de la mañana del siete de febrero de 2008. Con los equipos todavía sin preparar, debido a la costosa adaptación al sistema burocrático reinante, y el miedo que nos provocaba. Comenzó a llegar la gente, 27 alumnxs, y empezó mi primera charla “seria” delante de personas que fácilmente podrían plantarse en la tarima, frente a mí, sobre mí, el lunes próximo. Nervios, sudores, palpitaciones... ¡Vamos a ello!


Ocho horas duró el curso, cuatro ese día y cuatro el próximo. El punto y final lo pusieron la recepción de las encuestas entregadas por lxs asistentes y su posterior análisis. La sensación reinante no pudo ser otra que la definida por una peculiar serie de letras: satisfacción. Prácticamente la totalidad de los votos negativos corrieron a cargo del tiempo, muy escaso, y los equipos. De ahí derivaron la rapidez, excesiva, a la hora de explicar las cosas y falta de otras. En cualquier caso, son fácilmente corregibles cara a futuros cursos, si los hay, pues está tomada la nota, y ya no pecaremos de primerizos.

Como positivo se marcaron el conocimiento de la materia por parte de los instructores, la comodida que transmitíamos y el material utilizado. Creo que para un primera vez, normalmente dolorosa e incómoda, no puedo estar más contento. En tanto que el otro día un técnico de ingenieros escribió al grupo felicitando el trabajo realizado, pues una profesora le pidió ayuda y le dejó perplejo con ciertas afirmaciones.

Los resultados en los otros campus fueron, sino iguales, mejores, y así nos lo ha hecho saber el organismo correspondiente. Al parecer el curso que tan dudosa viabilidad mostraba e un principio, viendo el uso general del software libre en instituciones públicas, ha tenido muy buena acogida, incluso hay gente que no ha podido asistir. Hay ganas, y se nota. Nuevos cursos pueden platearse, más concretos, a fin de profundizar más en la materia. Esperemos que así sea y podamos firmarlo también como exitosos.


Todo el material utilizado durante los cursos se encuentra disponible en la wiki de ITSAS, con licencias libres, en su sección correspondiente. Ahí también se encuentran los nombres de lxs artistas que han hecho posibles los cursos y a lxs que no me queda más remedio que transmitir mis felicitaciones.

Niñatas

No puedo con las niñatas, con esas crías, en su sentido más peyorativo, cuyo único fin parece ser sacar de quicio a quien está a su alrededor. Esos seres, cuyos cuerpos recien han arribado la adolexcencia, pero que disponen todavía de la madurez propia de estudiantes de primeria aún en proceso de iniciación. Personas, así hay que llamarlas, que carecen de cualquier sentido de la educación o del ridículo, por vergonzosas que se muestren ante el mínimo comentario calificado, por ellas, como salido de tono. La más clara expresión de aquella frase que decía: caca, culo, pedo, pis. Redefinida ahora en ese tío bueno, aquel culo andante o lo guapísimo que es fulanito. Las mismas que tan valientes se muestran en grupo a la hora de de presionar a cualquiera que no pertenezca a tan selecta secta, y que ríen con estridentes sonidos e incontrolables aspavientos a la mínima de cambio. Que miden sus acciones sólo por la aparente que gracia que ostentan, que manipulan y engañan, sin pudor alguno. Luego se quejan, lloran cuando la agraciadas desgraciadas resultan ser ellas.


Aunque en femenino me refiera, el género es indiferente; si acaso algún pequeño matiz debería ser variado. Por tanto, he podido yo también ser partícipe de las bochornosas acciones que describo. Muy probablemente lo he sido. No me acuerdo, pero, y no puedo evitar que ahora, viéndolo desde la distancia, la que se me permite, aflore mi poca agresividad y se manifieste en notorias ganas de partirles una silla en la boca. De reventarles esos dientes y ahogar en esmalte las insoportables risitas. Son sólo ganas, por el momento. Rezo, no sé a qué o quién, porque en eso se queden, por el momento.

2008/02/01

Redefinición

Las palabras, con el tiempo, van perdiendo lentamente su significado, su contenido, hasta volverse finalmente vacuos conjuntos de letras. Letras, trazos o fonemas, lo mismo da. Pierden todo aquello que en su nacimiento pretendían transmitir y pasan a ser simples elementos llamados a engordar esa gran bolsa denominada lengua. Es por eso que, la reinvención, la redifinición se vuelve necesidad, la creación de nuevos conceptos y la adaptación a la realidad en que viven se torna obligación.

Podríamos tratar, por decir una cualquiera, el botellón. No un botellón cualquiera, sino el de los telediarios. Esa creaciente afición que lleva a lxs jóvenes a la perdición. Satánicas reuniones alrededor de alcohólicos cirios con el Dios Coma como anfitrión. Una muestra de irresponsabilidad, de inmadurez, de hedonismo desmedido. Cada grupo con su sotana característica, mostrado las, a su juicio, notables diferencias que lxs separan del resto de lxs mortalxs. Por encima, por debajo o a un lado, ellxs dirán.


Cojamos esa odiosa estampa, el escalofriante contenido que guarda tan caprichosa palabra y démosle un pequeño giro. Pongamos a dos jóvenes, sólo dos, en la explanada de un puerto cualquiera. Un coche de los que ahora considerarían peligroso por su color y diseño, o algo parecido, con el maletero abierto. Uno de ellos vestido de traje y corbata, impecable. El otro lleva baqueros y una sudadera naranja. Ambos lucen, por encima de lo mencionado, sendas batas blancas de laboratorio. En el bolsillo: uno de ellos a Epi, el otro a Blas; acompañados de un mechero y unos recipientes que recuerdan a probetas. Beben ansiosamente de una botella, a morro. En la etiqueta se lee: mosto eroski, 0'45€. Al mismo tiempo, se llevan a la boca un par de berlinas, otras dos napolitanas, un bollo y un croissant; un desayuno eroski. Todo esto sucede un jueves a las ocho y media, ante a atónita mirada de lxs paseantes.

Evidentemente esta redifinición no tiene ningún rigor digno de la RAE, ni atravesará la frontera electrónica marcada por una caprichosa extensión, pero para mí ahora tendrá sentido esa palabra que se me hacía extraña. Esa serie venida a suplantar los litros de toda la vida, aparecida en variaciones de frecuencia por un cubo, negro cubo.

Zorte on


Erdi itsu eta erdi lo ondino. Traketsak dira zure mugimenduak eta inuzenteak ekintzak momentuz. Hamaika begi dituzu begira, eta zuri bost. Inguratzen zaituzten irribarrei ere ez diezu jaramon egiten. Ulertzen ez duten negarrekin egiten diezu erantzun. Beste hainbat bezala sartu duzu burua hemen, gutxi batzuen poztasunerako, beste askoren axolagabetasuna dela medio. Makina bat bizipen dituzu aurretik, batek daki zenbat gauza ikustear, gertatzea. Ongi etorri su, ur, lur eta haizezko bola hando honetara. Kontuz ibili, ez baita erraza bere azaletik ibiltzea. Gozatu biziaz, zurea den bakarra da. Zorte on.